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jueves, 20 de noviembre de 2008

A los amigos que se van, a los que llegan, a los de siempre

Por qué será que a veces ponemos a prueba la amistad?
Escribo esto para ustedes, para aquellos que veo poco a poco distanciarse. Los veo partir con una sonrisa, emanada de lo decisivo de sus pasos, por lo bello de su andar y por la luminosidad del horizonte al que se dirigen.
Los veo, a alguna la escucho, un abrazo nada más y siento ese dolor molesto creado por tristeza. Tristeza originada por saber que ya no será lo mismo.
Ayer oí que todo cambiaba, que el rumbo, el sol, el mundo y nosotros nos transformamos a cada instante. Recuerdo lo que escribí en este espacio hace algún tiempo y me siento frente a la materialización inminente del cambio. Me veo y pienso en lo mucho que he cambiado, con la vida, con mi familia, con ustedes, quisiera a veces tomar la máquina del tiempo y me doy cuenta que a lo mucho puedo evadirme con un buen cigarro verde. Al regreso, me doy cuenta de que realmente sigo aquí, en el eterno presente. Entonces decido vivirlo, así, como viene, con ese monstruoso cambio.
El sentimiento de tristeza se aminora cuando pienso en la aventura que se viene, se viene sin más, en mí, en ti, por suerte en ambos. Pienso que no se acaba de acoplar mi vida a la tuya, por momentos dudo que podamos hacerlo un día y a veces no estoy segura de querer acoplarme a nada. Han sido tan turbulentos los cambios, tan de repente, que nuestro cambio no sé si quiero seguir transformando mi vida, no por el momento.
Sin embargo aquí estoy, no me niego a lo vivido y no huyo de lo que venga. Solo no me pidas que no tiemble de miedo, déjame vivir mis temores, al cabo ya no me paralizan. No hay futuro, de una vez te lo digo, no lo hay porque no me interesa pensarlo, sólo tengo este instante para ofrecerte, el que le sigue, no sé a quién pueda ofrendarlo.
Cambia, todo cambia, pero amigos míos, mi amor y mi lealtad, incluso mi fidelidad a este sentimiento es inalterable. Todo cambia, alegrémonos por eso, y tómense una botella conmigo que en el último trago nos vamos.

Consuelame otra vez

Camino a tu lado con el nerviosismo del primer día, hoy será la noche, pienso, hoy se perderan los miedos. Me miras y hablas de trabajo y miro tu boca que desentona con lo que tus ojos me dicen, la indiscreción de tu mirada me dice que no dude, que no me niegue.

Tú me haces olvidar que se crea una nueva crisis. Te pido consuelo, me das un beso. Después solo un gracias, quisiera estar contigo de verdad. Me doy cuenta que mis temores se han ido, que por primera vez en mucho tiempo puedo concentrarme en tí, me doy cuenta que he roto con el pasado, y asi, sin miedo, me entrego a ti. Se suponía me consolarías de mi soloedad,que le darías palabras de alivio a mi corazón, un abrazo, una palmada, al final, solo las gracias y el ofrecimiento de tu compañía.

Debo confesarte que temo no seas real, quisiera poner esa noche a la vista de todos, para así comprobar que pasó, que existes y que estuviste a mi lado. Eres tan parecido a un recuerdo perdido, que dudaba sentir tu roce de verdad. Pero aqui estoy, otra vez, frente al mismo camino, más complejo y oscuro que antes, con un nuevo compañero. Gracias, solo gracias, lo demás no lo adelantes más, mejor consuelame otra vez, que inicio un viaje nuevo, no digas, no hagas, solo como aquella canción, dejemonos caer, para no volver más a ese pasado, que a final de cuentas ya nos dejó.

Soñé que me querias

"Me dijo con la luna que me quería y soñé bonito, me dijo con sus besos que me deseaba y le di mi corazón.”

Una noche de agosto el desconsuelo se acercaba, los vuelos de un ave habían roto mi alma, dos largos viajes que se empalmaron en el tiempo, la distancia, el desamor. Se formo una mezcla que el corazón no soporto, y al llenarse de desdén busco refugio en el alcohol.
La violencia de las calles hizo que perdiera pedazos de mi ser, entre gritos, rasguños y risas llegue a lo que el destino me tenía por recompensa. Meses de mirarnos, meses de ignorarnos por fin tuvieron respuesta, ahí en medio del desconsuelo, a la luz de la luna, una, dos, tres palabras y la amapola en tus labios hicieron que el brillo nocturno se eclipsara mientras mis labios te tocaban.
Días y días de encontrar más y más puntos de encuentro, los sueños se fundían y yo soñé que se podría. Más el futuro estaba arreglado, la distancia se interpondría, ya lo sabías, antes de esa noche, quisiste esperar y ver si había modo. Pero sabías muy bien que nunca podría aventurarme a dejarlo todo.
Pasó un mes, el sueño ya era de verdad intenso, de repente, la pregunta que nunca nadie me había hecho, la que toda mujer desea, con la que soñé de niña. Mi respuesta un no tajante, así sin más, pues mi vida no sería esa y mi corazón realmente no era tuyo.
Soñé que me querías y fue un sueño hermoso, la vida apareció de la nada y me sentí renovada, acepté tu partida sin la virtud de una despedida. Y aunque después nos vimos, ya nunca nos dijimos nada, solo versos, poemas, un amor virtual vino después, el cual el tiempo se encargo de diluir y otros amores y otros besos nos llevaron a olvidar, como si aquello, hubiera sido lo que fue, un sueño hermoso del que la cruel mañana nos liberó.
El sueño se había acabado, pero siempre quedará en mi recuerdo.

Sobreviviendo a octubre IV

Resulta extraño pensar en todo lo que ocurrió y de lo que ni por asomo vi, insisto, la idea de la burla no puede apartarse y el sentimiento de no haber sido suficiente vuelve a aparecer. "No eres tú soy yo" buena frase dicha como un millón de veces, que a final de cuentas no dice nada. Sobre todo cuando en una relación, la que sea, normalmente son dos los que forman el juego.

Insisto, la fidelidad es una virtud que poca gente tiene voluntad de hacer realidad, de manera personal puedo afirmar que no soy una de ellas, nunca lo he sido y nunca lo seré, pero existía tal acomodo en lo que un día existió que la necesidad desapareció por un largo tiempo, justo el tiempo en el que el gavilán daba vuelos por las esquinas.

No hay reproche, incluso hay comprensión, más de la que incluso yo podría admitir. Yo también he pecado y no me arrepiento de nada, mis motivaciones no tienen que ver contigo ruiseñor, ni conmigo. Tienen que ver con el momento en el que me encontré con las personas que me amaron, por un instante, por unos días. Es por eso que la culpa nunca se instalo en mi alma, es por eso que la necesidad de confesión no llego. Se confiesa el pecado, no la dicha de haber sido feliz por un instante, así como estoy segura tú lo fuiste también.

Pero bueno, arrieros somos y en el camino andamos, y al parecer el otrora gavilán quiere volverse ruiseñor, sin embargo mi emplumado amigo, esa oscuridad que ilusa creía que no tenias, está insertada en lo más hondo de tu ser. Me alegra, me hace sentir ante un igual. Así que mi oscuro y pecador amigo creo que tus mentiras no fueron piadosas, más bien me dejan un sabor a travesura, a travesura de un niño malo que rompió el vidrio y escondió la mano. No me saben a mentiras piadosas, porque la paloma negra nunca ha pedido piedad y hasta el último día te lo dijo, "en caliente, sin piedad" ¿Por qué? por que la muerte lenta sabe a tortura y yo ya pasé por varios infiernillos gracias a la piedad del omitir los motivos.

No hay reproches ni motivos de enojo, al contrario, sonrío al ver de frente al tipo de humano que eres, más igual a mi de lo que te imaginas, mucho menos idealizado, menos complicado, más real. Te deseo suerte en todo aquello que tus anhelos estén confabulando y ya sabes, la puerta y otras cosas están abiertas, siempre y cuando otro gato no se encuentre en mi tejado y la culpa no se asome en tu corazón.

Sobreviviendo a octubre III

Rosa me envío algo que una vez más en esto días me hace reafirmar que el desconocimiento de la historia, incluso la personal, nos condena a la repetición inconsiente de ella. Por otro lado una vez más me siento orgullosa de mis raíces y sobre todo, de mi locura.
"Los otomies eran considerados un pueblo barbaro por que tenian como características ser una población movil, nómada, sexualmente muy prolifica, pero no solo esto sino que abiertamente eran personas que manifestaban su sexualidad en mayor grado que los mexicas.

Por lo que la libertad y el ejercicio de su sexualidad hacian llamar a algunas mujeres negras (pero no solo eran negras sino que llevaban el nombre de un ave, no recuerdo el nombre del ave en este momento). Pero no sólo eso sino que tenian culturalmente arraigada la fe en el dios del fuego, la diosa del pulque y creían en la dualidad, más allá de la dicotomía bueno-malo, mejor dicho la complementariedad o nula existencia de uno sin el otro."

Sobreviviendo a octubre II

Ya está dicho. Ahora si no hay marcha atras. La familia lo sabe, o al menos eso cree.
Matrimonio, la palabra más usada este día, costumbres, educación, deber ser. Hoy, las lagrimas son mucho más amargas porque las provoca la gente a la que más amo.

Se sienten defraudados, hay una linea que dice fracaso en mi rostro. Siento rabia ante ésto, quién los invitó a esperar algo de mí, ¿quiénes son ellos para decirme lo que es correcto cuando veo la infelicidad en sus ojos?

Casarme, esa es su solución, si supieran que ni siquiera amo al hombre con el que viviré, si supieran que ni siquiera es mi aspiración casarme con alguien. Quisera decirles que me he visto en sus condiciones, con el alma y la vida jodidas, fracturadas. No busco el camino correcto porque no he visto la felicidad verdadera en él.

Dos semanas, es todo. Pero seran las dos semanas más largas de mi vida, en espera de la libertad, no de la felicidad. Es gracioso saber como anhelo el tener más problemas, es gracioso cómo anhelo el no tener cama, estufa, ni televisión.

Amaré mi vida, porque será mía, de nadie más.

Lo siento mi madre, lo siento mi abuela, lo siento mi padre, lo siento mi amor. No soy la mujer que hubieran deseado. pero soy feliz.

La mejores letras que me han escrito en estos días, ¡gracias Miriam!:

La libertad no tiene precio!! muy pocas personas se atreven a luchar por ella, incluso dar la vida misma buscandola. Ir en contra del deber nos coloca como las raras, las locas, incluso las putas, pero dime si no vale la pena...
todos los dias escucho lamentos, sollozos, reproches, rabia y dolor...por no cumplir lo que exige la sociedad, por ser diferentes...por no ser las niñas lindas, tiernas, amorosas, obedientes y hogareñas...por no querer casarte "bien" de blanco en la iglesia...
Gracias por atreverte a luchar por lo que quieres, que importa si no tienes cama, estufa, ni television, con el tiempo, con tu trabajo y esfuerzo puedes llegar a tener las cosas materiales....pero tienes lo que te pertenece...tu vida!!

Sobreviviendo octubre I

Hoy la humedad me sabe a ti, esta noche los recuerdos nos llevaron al mismo lado, otra vez, como entonces. Te vas y me dejas con el corazón acelerado, no de amor, no de romance, de sed de ti. La platica no debe tener continuación, ambos lo sabemos, ambos nos conocemos.
Maldigo mi buena suerte y mi mala disposición, pues los besos no saben a nada, no saben a ti. De que me sirve probarlos si tu lengua no me quemará una vez más, de que me sirve entregarme a ellos sino me conocen como yo a ti. Para que quiero sus caricias si de antemano sé que hay egoísmo y desinteres en mi placer.

Pienso en todo esto y me reprocho el no haberme callado una vez, y dejar que al menos el deseo pudiera seguir. Deseo, si, porque a pesar de que no hay futuro y de que no habia nada más, habia un deseo endemoniado que hoy me esta quemando el cuerpo. El deseo que no apagó el tiempo, ni el cambio, ni el desamor. Deseo que me hace confesar cuanto te extraño. Deseo que sobrevivio ala costumbre y al placer rápido. Deseo, ¡Dios si supieras cuánto te deseo!
Deseo que me hace querer echarte de mi memoria para que así tampoco el cuerpo te extrañe, como te extraña ésta que un día fue tu mujer.

Sobre la soledad de mi mejor amigo (septiembre)

Querido amigo, acepto con gusto tu reproche, pues es bien merecido, no así tus maldiciones, porque maldita he nacido y de quien menos necesito tan constante regalo, es de tí. Para ser sincera, pienso que tú tampoco necesitas maldecirme. Lo que tengo que decirte ya lo sabes, la propuesta está en el aire, la amistad no está perdida.

Hablemos de la señora soledad, esa mujer maravillosa que siempre acude a nuestro encuentro, nos acaricia, nos da de besos, a veces nos seduce, tanto, que nos perdemos en medio de sus cabellos, es bella la asesina sobre todo cuando el sabor amargo de su lengua llega a nuestra garganta invadiendo nuestro cuerpo y evidenciando nuestra alma. Es bella, como bello es el desmayo que provoca el licor más fino. Bella, cruel, irresistible.

¿Qué pide está mujer a cambio? Nada, ahi esta su encanto, en el no pedir más que lo que el alma le pueda ofrendar, no habla, no atiende, nos deja estar, siempre presente sin quitar un sentimo de aire, de nada. ¿Quién puede resistirse ante tanta libertad? ¿Quién puede escapar? Yo no, espero que tu puedas disfrutarla. Sin embargo, tiene un defecto. Esta bella mujer suele ser tan fiel, que sin querer nos hace sus únicos amantes, sus esclavos, y nosotros gustosos desfallecemos sólo ante sus brazos.

La soledad me envuelve, me atrapa, con una gran facilidad me hace suya por completo, me muerde, me arranca pedazos del alma y la muy perra, sonrie, sí, sonrie mientras ve como gustoza me desangro. Y, como dice Baudelaire: "así me conduce, lejos de la mirada de Dios, jadeante y destrozada de fatiga, al centro de las llanuras del hastío, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos, llenos de confusión, sucias vestiduras, heridas abiertas y el aderezo sangriento de la destrucción" Esa es la gentil señora que hace una luna a pedido la hagas suya.

Amigo, la soledad justo ahora se encuentra enredada entre mis piernas, y hace mucho deje de negarme a ella, es tan bella, tan seductora, que bien valdría la pena ultrajarla y compartirla. Después de todo entre tres el deseo siempre es más divertido, ¿no lo crees?.

Recuento (septiembre)

Espacios y tiempos que fueron llenados con tu presencia hicieron que una parte de mi vida te pertenezca, en medio de la soledad total, de los momentos en los que no había más que vacío, tu presencia pudo darle sentido al universo pues dos partículas de materia se juntaron para que tus ojos y los míos se vieran. La vida corrió rápido, no por el tiempo transcurrido, sino, por los sucesos que quedaron en la memoria y que pasan a ser recuerdos de lo que nunca fue realmente vivido para demostrar que aunque dos partículas de sueños se unan, aun cuando es un milagro del destino y creen poder sortear cualquier impedimento, si una de ellas, al menos por un momento duda de su propia existencia, el milagro se rompe y el imposible aparece. Era necesario encontrar un universo encerrado, escondido, donde tan impresionante experimento pudiera surtir efecto. Para mi desgracia el milagro se ha roto.

Te recuerdo a cada instante, porque cada instante añoro que el pasado sea borrado, pero las imágenes, circunstancias y fantasmas aparecen como si jamás pudieran irse lejos. Y aún cuando el destino benévolo me pone trampas para olvidarte, el estremecimiento de sentirme totalmente ajena a lo que ocurre me deja con un gran vacío, aún más grande que aquel que tú llenaste. Hoy la vida me permite trabajar nuevamente en lo imposible, pero el sueño aquel de encontrar agua fresca me presenta como futuro un gran desierto, y ante la línea que inicia el nuevo camino, vienen a mi momentos que no quiero dejar, tú, eres parte de un tiempo que fue quietud y fue anhelo, y que hoy no es más que mi más doloroso recuerdo.

El tiempo, nuestro tiempo es un recuerdo que se me ha tatuado en la piel y del que esta alma atormentada se valdrá para seguir su camino. Hoy tu recuerdo me hace preguntar cuanto he de esperar para encontrar el alivio que me acompañe a vivir, hoy, que mi tiempo navega en un mar de apariencias no sabes cuanto me cuesta sonreír y ponerme un antifaz que me disfrace de normal. Hoy, la fuerza se me va del cuerpo y me pregunto ¿dónde pondré el sentimiento? ¿Cuál será el basurero adecuado donde quepa lo que siento? Y el miedo me invade a cada instante, miedo de caminar y de volver a ser la sombra de aquel olvidado lugar, miedo a no poder volver a besar, ni a sentir lo que un día la vida miserable me hizo experimentar.

Hoy pienso en que aún cuando llegó el final, al final del viaje yo te esperaré y quiero pensar, como el buen cubano, que mi propio rastro me invitará a vivir y me dará una gasa que envuelva este dolor, y miraré al horizonte y caminaré otra vez. Hoy, esta noche que otra vez paso sin ti, tu nombre me deja un agridulce dolor.

De gatos y Palomas, de un amor (septiembre)

"Gatos y Palomas animales callejeros, similares contradictorios, pero sobre todo libres. Libres de sus actos, libres en su entorno."


Quisiera escribir una historia, velar lo que siento con personajes y escenarios ficticios, pero no puedo, no puede mi alma encontrar la metáfora y el sustantivo correcto para llamarte, para llamarme, para llamarnos.

Lo prohibido, el pecado, el vuelo de la noche más larga, la noche más deliciosa en la que esta mariposa ha podido volar, y muy a pesar nuestro, la mariposa voló a tu lado. Al lado del gato, de aquel que podía devorarla, pero que nunca lo hizo, pues entre ellos antes que naturalezas, instintos y garras existía la oscuridad de su origen. En la noche de la vida nos encontramos y hoy quiero decirte que de la noche no me moveré, porque aquí te encuentro a cada instante, porque aquí aún te siento, porque aquí te espero.

La mariposa negra sabe muy bien que nunca podrá volar de día, no lo desea, la luz del día la mataría. La paloma descubrió que una sutil jaula de hielo la atrapo, porque era de hielo a la luz del día y a la vista de todos, sin embargo, ese hielo se derretía cada noche que pasaba a lado de tu suave pelaje, se derretía sin más porque mis plumas y tu pelo, a pesar de las diferencias, nos transformaban en algo más; paloma con garras y gato con alas, uno solo, dos que nunca se devoraron, ni siquiera hoy, cuando el adiós parece irreversible.

En la noche me quedo porque ahí nos encontramos, porque de aquí soy y porque fue aquí que un día, varios días, con todas sus noches, tú decidiste salirte del calor que te daba el sol y sentir el calor de mi cuerpo. En la noche me quedo, pero nunca más estaré sola, tu amor me acompañará por siempre, ese amor que nunca te atreviste a nombrar pero que tu mirada y ahora cada letra me gritan sin más. Era un amor cobarde, lo sé, era un amor sin futuro, también lo sé, porque no tuvo otra cosa que el presente infinito, porque solo tuvo el instante en el que vivió, pero hoy, a pesar de tus garras y mis alas, el amor que nació ya nos trascendió. A él, a este infinito sentimiento, le haré el amor cada noche, con mis letras, con mis sueños y con cada lagrima que salga del corazón. A él, lo volveré inmortal para que no vuelva a temer por el pasado y el futuro, porque desde hoy estará en cada instante del tiempo. A él le dice la paloma, “No me iré lejos, siempre sabrás donde encontrar mi vuelo” Y la mariposa revoloteara siempre a la vista, para que un día, si es que el sol de la vida te quema, vuelvas a la noche y juguemos al quizás. Hoy, la paloma decide construir un nido, al que siempre podrás acudir, y sé, qué aun cuando alguna mirada obtusa me llame ramera, le diré, “si, lo soy con gusto, pero lo soy, solo para él, para mi amor, hasta el día que decida volver”.

Debo confesar que por momentos sentí la necesidad de ver la luz, de vivir como se debe, y por momentos también, creí que sería a tu lado. Pero también debo decir que me encontraba en una jaula, al fin lo sé, lo sabes, lo aceptó. Pero hubiera sido feliz en esa jaula, aunque creo que ambos sabemos que un día podría darme por escapar. Por eso no te reprocho nada, por eso me atrevo a decirte, te espero aquí, en ningún lado, en todos los lados de la noche, te espero porque te amo como nunca he amado y como nunca quiero volver a amar. Te espero porque creo que cuando el deber ser sea cumplido, la libertad de los compromisos, con ayuda del destino, nos volverá a juntar. Algún día, alguna noche, en otra vida, en esta vida quizás.

“Te invito a volver” le digo al amor, puedes volver cuando gustes, aquí estaré siempre, pasaran mil minutos, mil años si quieres, pero si un día, después de que la vida te fatigue con su normalidad, recuerda que aquí, en la oscuridad te esperaré hasta que muera.

Cierta historia de amor (septiembre)

Hoy, hace doce años que te vi por última vez. Nunca he escrito nada sobre ti, y he hablado muy poco al respecto, por eso creo que ya es tiempo de que exprese la enorme influencia que ejerciste sobre mí, sobre mi vida, y tal vez, sobre mi destino.
Creo que siempre supiste que fuiste el primero, de verdad el primero en mi vida, lo que creo que nunca supiste fue la seriedad con la que yo te veía cada vez que me hablabas. Yo esperaba, esperaba crecer un poco, al menos hasta tener la certeza de saber lo que era un hombre y una mujer, pero te fuiste justo cuando empezaba mi viaje. Tu partida fue tan repentina y tú vida tan breve, que nunca hubo tiempo de nada para mi.

Hoy, a doce años de tu partida, me doy cuenta que no sólo aprendí de ti el gusto por la trova y la protesta. Hoy, me doy cuenta que tu partida rompió con todos mis esquemas. Te fuiste y no sólo dejaste tu ausencia, dejaste la angustia que provoca la conciencia de la mortalidad, de mi mortalidad. A veces un instante cambia la vida, la mía y la de todos los que te queríamos cambiaron cuando te fuiste, un amigo diría “la vida es eterna en cinco minutos” y tiene razón, tú vida se fue en cinco minutos, y hoy, a doce años me sigues doliendo. Maldita canción que siempre me recuerda tu partida, sobre todo porque fue en tu voz en la que la oí por primera vez.

Hace doce años, decidí correr, oler, probar, en una palabra, vivir intensamente, pues, siempre ha estado presente la idea de que un día no me dará tiempo de despedirme, como tú, que no te despediste de nadie. Hoy, tengo la edad que tu tenías al irte y pienso que tal vez he vivido más que tú, pero jamás lograre cantarlo, ni tocarlo, ni hacer que una persona me recuerde como yo te recuerdo a ti. Tú me empujaste a volar, a ser libre, a vivir, pero lo hiciste tarde, lo hiciste con tu ausencia. Hoy, que tengo la edad que tú tenías cuando te vi por última vez, te desprecio porque nunca me hablaste de la soledad que implicaba el ser libre, porque nunca me dijiste que dolería tanto el salir del árbol, de la jaula, de la casa, porque no me explicaste que el llevar la vida que tú me enseñaste sería un eterno y solitario caminar.

Hoy, recuerdo a Rockdrigo en tu voz y pienso que los dos deberían prestarme una máquina del tiempo, porque hoy, como nunca, quisiera regresar atrás.

Para tu ausencia, de la amapola (septiembre)

Hoy te escribo, porque sé que nunca podras leerme, te escribo porque la noche me trajo tu recuerdo, porque el destino trajo un homonimo tuyo y desee que fueras tú. Tu nombre, tu rostro y tu talento, pero no eras tú, fué , tal vez, solo un espejismo.

Te escribo porque te extraño, porque a pesar de los años que han pasado, tu ausencia me sigue pesando. Te escribo porque estraño la música que salia de tí y extraño tú palabra, y tú sonrisa y todo eso que no nos permitimos, por ser congruentes y honestos.

En medio de la música y del baile, apareciste tú otra vez, como hace años y yo sentí que debí haber corrido a tu lado, dejar que la amapolita te llenara y te volviera loco, pero el destino me devolvio, a esa noche donde te encontre, bailando, justo como hoy, la noche y el baile me traen tú recuerdo.Al final, parece que la amapola tiene como destino vivir sola.

Paloma Negra

Pienso, pienso mientras bailo, y me digo lo bonito que es bailar con un guapo y oigo como dicen que mueva la cadera, así, suavecito, para que el ritmo y la categoria se vean mamacita. Y pienso en que cualquiera de estos guapos podria llevarme y despues de bailar como nunca tal vez no me negaria a nada más.

Y bailo y oigo "No le digan que me han visto llorar, no le digan" y me acuerdo y digo, ¡ay como dueles! pero la vuelta siguiente me hace olvidarte por un momento.

Pienso en la luz que se va de mi vida y pienso en esta noche y creo que ya no soy tuya, que siempre he pertenecido a este lado de la vida, que a pesar de desear un futuro nunca dejare de ser lo que soy, un ave de paso, mujer de la noche, mujer sin ti, de ellos, Lilith.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

PALOMA NEGRA

Un día nació un avecilla, pequeña y oscura, ninguna gran obra de la naturaleza. Nadie esperaba nada de esa avecilla, estaba destinada, como todas las demás, a tener un nido y buscar comida. Resulto que el ave negra, se dio cuenta que era una paloma, y aprendió a volar, pero en sus primeros vuelos su madre, una paloma gris, no le permitía subir muy alto o ir muy lejos, pues la comida estaba bajo el árbol y no había necesidad de cansarse tanto. Por un tiempo esta palomita oscura decidió dar vuelos cortos y copiar las rutas que su madre le enseñaba, pero un día, se quedo atorada en la copa de un árbol y se le ocurrió ver hacia el horizonte, fue entonces que vio las montañas, las colinas y lo ancho del bosque, y en medio de todo, un río, que estaba muy lejos y que desembocaba en una gran mancha azul, muy parecida al cielo, solo que se encontraba debajo del sol, o al menos así le parecía. Cada tarde el ave subía a la copa de su árbol y miraba aquella mancha azul que resplandecía. Y veía a algunas aves, hundiéndose en aquel azul intenso. Veía y suspiraba, y pensaba que su árbol era hermoso, ¡pero que ganas de sentir ese otro cielo! Así, pasaba las tardes mientras crecía y un día su madre le dijo que otros pajarillos venían en camino y que ya no estarían solas, pues un pájaro amarillo seria el encargado de traerles comida mientras nacían las nuevas palomitas. Aquel pájaro extraño invito al ave negra a volar más alto de lo normal, pues siempre estaba en el nido y ya no había espacio para nadie, más que para él, su madre y los huevecitos. Pasaron días, meses y los huevecitos se abrieron. Los pajarillos eran hermosos pero demandaban más espacio aún, así que nuestra paloma se pasaba todo el día volando y buscando comida. Así conoció a otros animalillos del bosque, una lagartija, un búho, algunas ardillas y muchas palomas. Una tarde, estaba platicando con el señor lagartija cuando paso un pájaro nuevo, una golondrina que se dirigía hacia el sur. La golondrina se paro a descansar en el árbol de la paloma y conoció a los habitantes del árbol aquel, los cuales, la veían con recelo pues era un ave migratoria que nunca se quedaba en ningún lugar, ni de aquí ni de allá, siempre buscando aventura. La paloma y la golondrina se hicieron grandes amigas y una tarde la golondrina se despidió, pues tenía que volar hacia la mancha azul, atravesarla y ver a donde la estaba llamando el destino. ¡No te vayas! le decía la paloma, ¡acompáñame, hagamos un nido nuevo y vivamos en él, tendremos polluelos, comeremos cosas nuevas y veremos la mancha azul todos los días! La golondrina no acepto tal ofrecimiento y le propuso a la paloma que fuera su compañera de viaje, ¡veremos y sentiremos la mancha azul, comeremos lo que hay dentro de ella y conoceremos nuevas aves! La paloma se espanto, tenia miedo, solo había oído de la gran mancha lo que el búho y algunas aves le contaban, pero ellos sólo lo sabían de oídas, porque ninguno se había sumergido en esa mancha tan grande. El miedo la paralizó por un tiempo, pero decidió acompañar a su amiga. Y emprendieron el vuelo. Lo que la paloma no sabia es que las golondrinas son aves que nacen libres y después de un tiempo de volar juntas, de cruzar las montañas, comer semillas nuevas y pasarla mal en la lluvia y el frió. La golondrina decidió dejar a la paloma, pues había decidido cambiar el rumbo. Le dijo que no se preocupara, pues ella estaría cerca pero no podría hacer ese viaje a la mancha azul en ese momento con ella. La paloma lloro, como pocas veces se ve llorar a un ave y se dio cuenta que debía regresar al nido, y lo hizo por un tiempo. Los polluelos ya habían crecido y el pájaro amarillo se había ido, pero el espacio seguía siendo poco. Un día se dio cuenta que ahora ella tendría un polluelo y se dedico solo a cuidar al huevecito, hizo un nido pequeño al lado del nido de su madre y todos los días le contaba al huevito lo que había visto en su corto viaje. Cuando el huevo se rompió, el polluelo resulto ser una golondrina, no era una paloma negra, como ella, o gris, o blanca, como su madre y abuela, era una golondrina como la de su viaje aquel. La paloma le enseño al polluelo a volar, a tomar los gusanitos, las semillas y a arroparse bajo su ala, pero cuando el pollito dormía, la paloma subía a la copa del árbol y veía hacia la mancha azul. Así pasaba las tardes hasta que se encontró se encontró a un ave, era un ruiseñor. El ruiseñor era un ave realmente bella y se la pasaban platicando, hablaban de los viajecitos cortos que hacían de vez en cuando, de los lugares a donde querían ir y de lo mucho que disfrutaban al volar juntos. Un día la paloma le contó al ruiseñor que ella quería ir a la mancha azul, el ruiseñor le dijo que él también quería eso, pero de antemano le advirtió, -tú eres una paloma negra y creciste al lado de un búho que te ha dejado la costumbre de volar de noche, yo, soy un ruiseñor, sé que volar de noche no es bueno y menos para tu pequeña golondrina. No es conveniente que el viaje lo hagamos juntos, pues yo solo puedo volar de día y tu solo ves hacia la mancha azul cuando el sol esta por esconderse, lo mejor es hacer el viaje por separado, reunirnos en las tardes para mirar como el sol desaparece en la mancha azul, pero me parece que no llegaremos juntos a las orillas de ese lugar. La paloma se sintió desconsolada y le contó su pena al búho, el búho que era un ave sabia, le dijo que no era malo ser una paloma con hábitos nocturnos, pues la oscuridad tenía una magia distinta a la de la luz, pero una no podía existir sin la otra, pues a pesar de ser diferentes se complementaban, lo importante era tener la magia siempre viva, esa magia que el ruiseñor y la paloma habían construido en cada vuelo; además, la pequeña golondrina era un ave libre y aventurera que pronto le exigiría volar lejos ¡no te preocupes! le dijo el búho, -la golondrina aquella de tu primer viaje vendrá por su polluelo, pues las aves migratorias hacen eso, van y vienen, pero siempre recuerdan a los que dejan. Entonces el ave decidió despedirse de la parvada de palomas, que por cierto la mayoría eran blancas y grises con hábitos muy estrictos, y decidió invitar al ruiseñor a iniciar el viaje, él lo haría por el día y ella por la noche, se verían al atardecer para volar un rato juntos, mientras la pequeña golondrina dormía. Ya habían iniciado el vuelo y las demás aves ya los identificaban como compañeros de viaje, pero el ruiseñor decidió que ya no seria correcto ver a la paloma negra por las tardes, pues él era un ruiseñor y necesitaba vivir como tal; además, la paloma era una necia y no aceptaba más que el volar de noche. Decidieron volar por separado y no verse por un tiempo. La paloma decidió continuar a pesar del dolor de apartarse de su compañero, pues, su ausencia le dejaba un vacío tan grande que no pudo más que entregarse por completo a los vuelos nocturnos. La paloma y el polluelo descansaban una tarde en una rama cuando apareció la golondrina del primer viaje. Abrazo al polluelo, que era del mismo color que ella e invito a la paloma a seguir el viaje juntos. La paloma se sentía triste, pues no vería a su amigo el ruiseñor, le gustaba volar a su lado, y reír con su canto, planear en el aire, inventar subidas y bajadas, en fin, se dio cuenta que el ruiseñor aquel era su más querido compañero de viaje. Pero decidió conocer de una vez por todas aquella mancha azul, a la que el ruiseñor había oído llamar “la mar”. Emprendieron pues el vuelo, lo iniciaban en las tardes y volaban hasta muy entrada la noche, y a veces, de reojo, en el atardecer o mientras descansaba de sus vuelos nocturnos, la paloma veía como es que planeaba el ruiseñor, ahí en medio del cielo bajo la luz del sol. Pero la paloma aquella creció al lado de un búho y adoraba la noche, y la golondrina era una aventurera que siempre estaba dispuesta a probar cosas nuevas, por lo que su viaje fue tranquilo, pero ambos sabía que la magia que necesitaban para vivir, estaba al lado de otras aves, y en el caso de la paloma, la magia se encontraba al lado del ruiseñor. Volaron días y meses, el polluelo crecía y se hacia más fuerte, cada vez necesitaba menos de la golondrina y de la paloma. Ambas, veían con gusto que pronto emprendería el vuelo sin miedos. El viaje a la mar era muy largo, mucho más de lo que todos habían esperado, pero durante todo ese tiempo, siempre, a lo lejos, el ruiseñor y la paloma se veían al atardecer y pensaban que tal vez cuando estuvieran cerca de la mar, cuando la paloma fuera capaz de volar de día, y el ruiseñor de dejar un poco la luz del sol, podrían terminar su viaje juntos y zambullirse sin problemas en el mar azul de este cuento, que como todos los cuentos, necesita de un mundo nuevo.

EXTRAVIOS

El pequeño niño se encontraba explorando cada rincón de su nueva casa. Cada armario, cada cuarto, cada cajón o hueco en el que pudiera entrar su pequeña mano era examinado con singular curiosidad. Al llegar al sótano, que era húmedo y oscuro, sintió algo de miedo, pero aún así decidió dar ese primer paso que rompía barreras que muchos humanos jamás tocarían. Emilio alcanzaba a ver una pequeña caja que parecía tener luz propia, y en medio del resplandor parecía que en cada una de sus paredes subían y bajaban pequeñas manchas de formas y colores tan diversos que sería imposible recordarlos, de hecho el pequeño nunca lo logró, pues de aquella imagen solo guardo el recuerdo de haber visto por unos minutos como se le ofrecía el caos en una cajita. Un paso, dos, diez escalones más para llegar a ese objeto que era iluminado por un claro hueco del sucio ventanal. No faltaba mucho, solo unos pasos más para acceder a lo que se guardaba en el rincón más profundo de esa casa. La emoción que sentía se mezclaba a un olor agridulce que lo perturbaba, no es que oliera mal, solo era un aroma distinto que le hacia más difícil negarse a aquel encuentro, solo faltaban unos pasos más. -¡Emilio no te metas allí!- Oyó que gritaba su padre.-Solo por hoy no lo escuchare.- Pensó el niño. Cuando, de repente, sintió que unos brazos enormes lo envolvían y levantaban su cuerpecito, alejándolo de todo eso que encerraba aquella caja que días después despareció del sótano. Emilio ascendía por la escalera en los brazos de su padre y por un momento odio a ese hombre que le robaba tan singular experiencia. Jamás volvió a encontrar algo semejante a la misteriosa caja del sótano. De hecho, aprendió, con el tiempo, a evitar todo aquello que no siguiera las reglas que le enseño su padre. Emilio creció y no fue un hombre infeliz, pero ese día, dejo de sentirse completo.

Electroshock

Me gusta el calor de las tardes soleadas, bueno me gustaba, a veces recuerdo las tardes en aquel mirador cuando sobre mi se alzaba una nube de marihuana, también recuerdo aquel clima seco que inundaba mi garganta, cuando todos los arcoiris aparecían frente a mi con colores muertos, sin brillo, pero siempre bellos.
Una de esas tardes descubrí a un perro que volaba sobre cientos de árboles, algunos eran grises, otros eran rojos, pero todos eran feos y todo bajo sus patas era triste, la vida misma estaba muerta.
A veces recuerdo los verdes campos y extraño la casa donde crecí, sobre todo ahora que la extraño siempre cuando en esta realidad lo feo, lo triste, lo amargo, es lo cotidiano. La casa, mi casa, el recuerdo de ella, llega a mi en medio de una luz blanca, y yo, en ese instante no soy triste, no estoy muerta, y puedo correr hacia ella y el clima a mi alrededor es soleado, bello, y todo, hasta esto, mi cuerpo, se vuelve verde.
Pero todo cambio desde aquel tiempo, hoy, estoy encerrada, y la casa, mi casa, esta fuera de todo lo que puedo alcanzar.
Hoy, la música me aturde, hoy todo es negro, triste, con odio. Porque yo aprendí a odiar, odio la vida que me permitió ver el presente que no termina, odio el pasado que nunca vuelve, odio mi casa y su recuerdo, odio el amor que hoy no siento.
Ahora el viento no para de entrar por ese hueco que me une a la vida, la cama en la que estoy me gusta, pues en ella encuentro la calma en medio de este cuarto donde mi cuerpo es detenido.
Ahora que todo es triste descubrí que me fascina el llanto, ahora, que conozco la vida me gustaría dejar de sentirla y ver, estar ahí, en medio del vacío, ahí donde el auto se quema, ahí donde tu recuerdo podría aparecer ¡ojala estuvieras aquí!
Pero hoy, ahora, no quiero volver a la vida de antes, no puedo, pero no se a donde estoy, y hablo con tu recuerdo y le digo ¿dime donde estas, dime a donde voy?
Hoy, el calor de las tardes soleadas me quema, esta más caliente que nunca, como la cama, esta cama donde descansa mi cuerpo y en la que cada shock termina con mis recuerdos, aquellos recuerdos donde todo esta verde, en los que tú, que eres un recuerdo necio, no me decía lo que soy.

El hombre de los mil colores

"Para Renacho, por enseñarme los colores de la vida a pesar de la distancia"
Miles de colores jugueteaban un día, la luz y al oscuridad palidecían y encendían el mar y el cielo, el verde se convertía con calma en un azul oscuro, el rojo se fundía con el amarillo; todo era un caos de colores. Árboles rosas, nubes moradas, pastos azules. De repente el azul, el verde, el rojo, la luz y la oscuridad chocaron y hubo una explosión enorme de tonalidades. El color se regó por el mundo y dentro de la explosión algunos colores se enamoraron, así sin más, hicieron el amor el verde y el rosa, el azul y el rojo, la luz y la oscuridad. Cuando aquello termino, creyeron haber muerto por un segundo, sintieron como la vida se les iba y perdían su esencia. Al alejarse, al volver la calma, sintieron tristeza. Querían volver a abrigar el amor que habían sentido, tenerlo siempre, preservarlo. Intentaron volver a crear el caos aquel y volver a fundirse, pero una fuerza mucho mayor los detuvo. El mundo se quedaría tal y como estaba después del estallido, nadie pintaría una rosa o una amapola de otro color. Se sintieron desdichados, vacíos. Y aunque colorido, el mundo había perdido el brillo. Entonces aquella fuerza represora, les concedió un momento de soledad, se fue a ver otras partes del universo. Cuando los colores se dieron cuenta, decidieron algo, se fundirían todos, el verde, el azul, el rojo, la luz y la oscuridad y en medio del éxtasis de su amor, forjarían a una criatura de colores, y lo harían en ausencia del tirano aquel. El amor se hizo presente, la muerte fue testigo, y todo lo divino avalo el suceso. Al regresar, el todo poderoso vio la calma en el mundo, pero también pudo percibir el brillo y el tono rosado del cielo, vio como los colores no podía ocultar sus sonrisas y como la luz tomaba a la oscuridad de la mano con un aire materno en los ojos, y allá, en medio de los bosques, alcanzó a ver al hombre de los mil colores. Era pequeño, delgado, pero perfecto, con ojos que veían dentro de cada ser vivo, oídos que escuchaban lo que las palomas decían a miles de kilómetros, con una nariz frágil que percibía al mundo en el centro de su esencia, con dos piernas que lo llevaban a través de la tierra, pero, la más grande cualidad de aquel ser eran sus manos, lo dotaron con unas manos que podían darle color a cualquier espacio en blanco y copiar el mundo, cambiarlo, volver a la gente verde y a los lirios rosas, hacer todo eso que a sus padres les negaron. Sus manos lo llevaban a transformar los espacios más lejanos y a tocar el alma de los desconocidos. Aquel ser supremo se sintió retado, entonces decidió expulsar del paraíso a aquel ser producto del más sublime deseo. Pero, sabía que no podía eliminarlo, así que lo convirtió en un ser de carne que conservó todas sus cualidades, así, el hombre andaría por el mundo dejando sus colores y transformando su entorno. Para que, un día, la muerte se lleve su cuerpo y sus colores le den al mundo un alma.

Luna

LA LUNA HA DEJADO DE BRILLAR, PERO NO HA DESAPARECIDO
PUEDO PERCIBIR SU ESENCIA EN CADA SOMBRA DE LA NOCHE,
SÉ QUE SOLO SE ENCUENTRA ESCONDIDA,
OTORGANDOLE CLARIDAD A OTROS SERES NOCTURNOS.
LA EXTRAÑO, LA ANHELO, PERO ENTIENDO SU VIAJE.

SOBREVIVIR OCTUBRE,
TENER UN NOVIEMBRE DE LLUVIA,
LLEGAR AL INVIERNO.
PROCESOS TAN SIMPLES TAN CERCANOS Y TAN ALEJADOS DE MI.

LA LUNA SE FUE, UN DIA VOLVERA,
POR LO PRONTO MI VIAJE SERA SOLITARIO, ENTRE SOMBRAS.
LO ACEPTO, PERO SI PUDIERA LO EVITARIA CON GUSTO.

LA LUNA PERDIO SU BRILLO
MI CANTO SE HA IDO
MIS OJOS NO QUIEREN VER
LA LUNA SE FUE
OJALA UN DIA
SU LUZ ME VUELVA A ILUMINAR.