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martes, 22 de noviembre de 2016

Es la historia de un amor

Quince, dieciséis años. Da igual. Aún recuerdo tú cabello alborotado y tu cuerpo delgado, tú locura evidente y esa atracción inevitable. No fuiste un amor razonado y sereno. La pasión se me desbordaba desde el principio, llenaste cada minuto de mi vida, cada rincón de mis espacios, lo invadiste todo. Con tan poca edad, era inevitable que nos quisieran poner un alto. Lo intentaron, huimos. Salí de esa vida que no me daba nada, a la aventura, a la nada. Debo confesar que al principio me sentía feliz, protegida, en casa. Pero el piso era pequeño y pronto caí al vacío y salí con el alma fracturada. Al poco tiempo estando contigo, la soledad dolía a cada minuto, y sin embargo,el amor que te tenía se materializó. Entonces supe, que ya no sólo eramos tú y yo, eramos tres personas con vínculos inamovibles. La vida por si sola es complicada y a esa edad lo es más. Yo necesitaba ayuda y no la iba a encontrar a tú lado, regresé a mi hogar, esperando se crearan las condiciones para estar juntos de nuevo. Eso nunca ocurrió y el lazo entre nosotros se rompió. Aún recuerdo el tener a nuestro bebé en brazos, mientras te miraba caminar de la mano de esa chica. Aún lo recuerdo, aún me duele. Y escenas similares se repitieron una y otra y otra vez. Y regresabas a mi vida y a mi cama cada vez que se te antojaba, y te ibas, cada vez que encontrabas a alguien mejor. Te vi caminar lejos de mi tantas veces, que el amor se me acabó. Me quedó una amistad sincera, que dejaba una pequeña rendija abierta por si un día decidías volver. No lo hiciste, la vida en común se lleno de lágrimas, de reproches, de odio. Sólo atiné a poner tierra de por medio. Las heridas sanaron poco a poco en brazos de alguien muy parecido a ti. La diferencia, él me necesitaba más que yo a él. Lo cuidé, lo amé, y él me regresó la vida, pero no el amor. Hoy vuelves otra vez. Decidiste que yo era digna de tú amor. Muchas palabras que siempre soñé salieron de tu boca. Lamentablemente, el amor se me ha muerto. Han sido días difíciles. La paz que tenía se ha revuelto y ahora todo está puesto en una balanza. Que si vale la pena intentarlo una vez más? Que si nos la merecemos? Claro que me la merezco, claro que la quiero. Pero el amor se basa en la confianza, en el creer en el otro, en el no tener heridas. Mi amor está tan roto que de verdad sólo siento enojo e indignación. Te diría si, vamos a tirarnos al vacío una vez más. Pero la verdad yo llevaría paracaídas, siempre estaría esperando tú partida, o que encuentres a alguien que consideres la mejor para ti. Y eso, eso es algo que no puedo volver a permitirme. Me quedo esperando ver el odio otra vez en tus ojos, el reproche y la critica salir de tu boca, sólo para corroborar que ese amor se murió por completo. Eres el amor de mi vida, pero hace tiempo ese amor se murió. Y hasta dónde sé, los muertos no reviven, ni con flores, ni con besos.

lunes, 3 de marzo de 2014

Y si la música no te alcanza,
si las notas no te tocan,
si mis letras no conmueven,
que esperanza hay de que mis besos recuerdes.

domingo, 2 de marzo de 2014

A SYUL

I
Una sirena llamó a destiempo,
mi corazón responde a su canto
mientras el mundo me aleja de su abrazo.

Mi barco partió cuando tu sombra cruzó el desierto,
tu fantasma se quedó en mi cama
y el canto nunca más fue escuchado.

Han pasado mil noches
y mil mares he cruzado.

Doy la vuelta buscando el regreso,
el canto de la sirena vuelve
y su voz me susurra tu nombre.


II

Si te dijera que aún conservo un resquicio del cielo que tocamos ¿vendrías a buscarlo?
Si te contará que el desierto que cruzaste no secó el recuerdo de tus labios y que a pesar de la distancia y el tiempo recuerdo cada minuto a tu lado.
¡Ay, amor ingrato! ¿Por qué no te llevaste a tierras lejanas el susurro de tu voz y tu cálido abrazo?
¡Ay, amor sádico! Que me dejaste con corazón, cuando pudiste haberlo arrancado.
Si te contara todo eso que no te he contado.
Si te contara, por ejemplo, que le preste mi alma a mil demonios solo para sentir las llamas del infierno y calentar mi pecho mutilado.
¡Ay amor crédulo! que pensaste que el silencio me llenaría de olvido, cuando tú eres lo único que siempre recuerdo.
Si te contara que el único lugar a dónde pertenezco es esa tierra que también abandonaste y que cuando llego a ella, la abrazo y lloramos tu ausencia mientras le cuento cuánto te quiero.
Si te contara, que solo s
Hoy quiero perderme en tu recuerdo.
Imaginar tu mirada y nadar en tus ojos color negro eterno.
Pensar que mi mano puede alcanzarte en medio de la memoria y vivir y ser y gozar, mientras te pienso.ueño con regresar al momento de ese primer beso.
Si te contara, si te gritara... si me oyeras.


III

Hoy quiero perderme en tu recuerdo.
Imaginar tu mirada y nadar en tus ojos color negro eterno.
Pensar que mi mano puede alcanzarte en medio de la memoria y vivir y ser y gozar, mientras te pienso.

sábado, 7 de septiembre de 2013

jueves, 23 de febrero de 2012

15 años han pasado y aun recuerdo ese cuerpo frágil que me abrazaba con un cariño jamás experimentado. Si en ese momento me hubieran contado nuestra historia, seguramente habría corrido, pero no lo hice en ese momento, ni nunca. 
Los años pasan, las sombras se transforman y tu esencia de niño, de hombre, de loco, persiste. Y aquí sigo, ya sin nada que dar y sin mucho que decir, pero aquí sigo, leal al más hermoso de los recuerdos y a las promesas que un día me llevaré a la tumba.
Aquí sigo, a tu lado, a pesar de todo, incluso de nosotros mismos, y por momentos, en algunos instantes, me doy cuenta que tú, tú también sigues a mi lado. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

Y mi corazón se quema, se muere, no encuentra respiro.
Y mi respiro no encuentra su reflejo frente a tu aliento.
Y mi aliento se muere, no existe si no es en medio de tu beso.
Y mi beso se pierde, y mi alma se rompe, y la esperanza desaparece.

martes, 22 de noviembre de 2011

La mariposa negra tiene como destino volar de noche, mientras el día lo pasa en sótanos, closets y todo aquel lugar donde la luz del sol nunca toque sus alas.
Ya no le duele el frío que recorre sus alas, sus ojos solo distinguen la luz artificial que emanan algunos tubos de neón, sus oídos se han acostumbrado a las noches en silencio y sus labios a los besos sin calor.


jueves, 13 de octubre de 2011

Mariposa Negra

Mientras la paloma seguía el viaje los bosques desaparecieron. De repente, todo era un desierto. Días y noches bajo el mismo paisaje podían quebrar el ánimo de cualquiera, pues, el horizonte era una larga linea que cada vez se alejaba más. La soledad era absoluta.
A falta de vientos, ríos y mares la paloma moría de sed, a veces, algún cactus le proporcionaba el liquido anhelado, pero nunca era suficiente, el vacío era tal que ya ningún mar podría regresarle la frescura a su alma.
Bajo el sol, poco a poco aprendió a vivir sin agua, pues su cuerpo se hidrataba con lo que pescaba del aire. Sus alas, se hicieron pequeñas y sus plumas se fueron secando, a los pocos meses solo quedaban pequeñas escamas.
Su vuelo era  lento. Podría pensarse que flotaba en el aire mientras su cuerpo se hacia cada vez más pequeño. Sus largas alas se volvieron pequeñas alas negras, y al no necesitar de agua, su estancia en la tierra era menos frecuente, lo cual, le daba mucho alivio, pues al quedarse sola en medio del aire, solo los susurros que corrian a través del viento le hacían compañía.
Las noches se volvieron su tiempo preferido, el sol ya no quemaba y las brisas le permitían levantar el vuelo, y así, en las noches, en aquel desierto, noto que su cuerpo pequeño y  sus alas de escamas negras le eran suficientes para sobrevivir en la tierra. No necesitaba agua, la luz ya no era necesaria, sabia que, ahora, la mariposa negra estaba lista para regresar al  mundo. 

martes, 11 de octubre de 2011

Nada cambia




Es la misma soledad que solo cambia de disfraz,
y nada,  nada  en el fondo cambia.

Es el mismo sentimiento, es el ansia en descontento
Y nada, nada  en el fondo cambia!!

jueves, 11 de agosto de 2011

Muerte sin razón

Ayer perdí a la razón por última vez.

-Ha sido la última.

Me dijo, algo así como una voz interna, mientras desenredaban mis cabellos y tensaban las amarras.

- Mañana no la volverás a ver. Me he encargado de enterrarla en medio del desierto, donde las dunas nunca son iguales. ¿Para qué la querías siempre a tu lado? ¿Para pensar en lo que nunca te hará feliz? ¿para frenar tus vuelos por los bosques?

- La quería para que me quisieran. Para que mi madre besara mi frente y mi padre acariciara mis cabellos.

Le dije consternada. Pues mientras le contestaba recibía el primer pinchazo acompañado de ruidos que me decían:

-"Mañana estarás mejor, mañana seras la que fuiste antes."
He perdido la razón, y esa voz  me dice que sera la última vez, nunca más volverá. Siento como me hundo en en viaje sin retorno, donde las brisas te llevan de paseo y el mar se vuelve tu maestro.
Encuentro a mi razón, muerta, rota, casi transparente, la encuentro en medio de un bosque con lagos de nostalgia y niebla salida de los sueños, cabalgo en ratas que salen de su cuerpo maltrecho, las mismas que me carcomían el alma, hoy son libres, como yo, como mi cuerpo.
El viaje se pausa, mi última mirada se nubla ante el brillo de la primer lágrima de mi madre, no hay nada más, las ratas corren, mi cuerpo vuela, mi alma por fin muere.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Buscando el camino

Hace días, meses, no sé... da miedo seguir. La libertad se ha vuelto una amiga caprichosa, no hace más que ir y venir a su gustillo. De repente me invade y pienso que es mi mejor amiga, de repende se va y siento que moriré sin ella. Me vuelvo mi propio carcelero, a veces le doy las llaves de mi celda a alguien, a veces solo las tiro unos metros hacia afuera.
La cuestión es sencilla, de repente la vida se torna tan complicada que no dan ganas de seguir. Trabajar, pagar cuentas, entrar en el círculo de la estabilidad emocional y  la fidelidad por qué no te da tiempo de ser infiel, todo eso que implica ver y sentir la vida desde los aburridos ojos de la madurez.
El volar, debería de prohibirse como metáfora, para solo aplicarse como acción de vida, y aún cuando las circunstancias te llevan a quedarse en el mismo árbol por un rato,  la vida te regala una aventura en cada rama, una nueva oportunidad de aventarte una vez más al vacío.
Vacío, lugar necesario para reinventar los sueños, para reconstruir el alma y encontrar nuevos destinos. Echemos pues el volado para saber que dirección tomar , sin miedo al final incierto, al callejón oscuro, al caminar sin destino. Anda, animate, lo peor que puede pasar es que tengas que comenzar de nuevo.

jueves, 21 de julio de 2011

Momentos

Mírame, mírame un momento
transparente en las mañanas
una roca cada noche.

Tócame, tócame un momento
mientras acaricio tus manos
y tu buscas mis besos.

Siénteme, siénteme un momento
así, a la distancia
aunque pase el tiempo.

Buscame, buscame un momento
justo donde no me veas
donde no esperes mi encuentro.

Ámame, ámame un momento
hazme renacer en tus brazos
y morir en medio de un beso.

Mátame, mátame un momento
elimina mi presencia
cuando tu olvido se apodere de mi recuerdo.

sábado, 22 de mayo de 2010

Aqui estoy

Mil años han pasado, y aqui sigo, sola, con la suerte de mi lado solo por momentos. Pero aún nos podemos reconocer.

Te escucho, te siento y pienso en los miles de años que he estado a tu lado. El amor se fue hace miles de años, pero me queda tu cuerpo, ese mismo cuerpo al que nunca me he negado. Cuerpo que gozamos por los miles de recuerdos que nunca volveran.

Amor, te grito en medio del tercero y el cuarto. dame esa muerte cotidiana y haz de tu vida lo que quieras. No me quieras, no te quiero, no nos necesitamos. Solo te pido la vida que por segundos compartimos, la eternidad, esa me la resevo para mi propia soledad.

viernes, 5 de marzo de 2010

RECORDANDO AL VIENTO

Pues resulta que hoy he vuelto a recordarte, hace tanto tiempo y tantos besos que no te pensaba, que hoy, la música de hace tantos meses me ha transportado a lo que casi daba por olvidado.

Sé que tus besos nunca más volveran a mi, sé que las noches aquellas jamas se repetiran, pero aún recuerdo tu risa y tus abrazos, y esa sensación de bienestar que no he vuelto a vivir.

Te recuerdo viento, brisa ligera que me hacia volar y me tiraba a los precipicios. Te recuerdo sol, que quemaba mi cuerpo a veces con solo una disimulada mirada. Te recuerdo, como ese gato que no dudaba en interrumpir mi sueño. Te recuerdo, sí, aún te recuerdo. Aún cuando ahora sé, por qué lo sé muy bien, que nuestro viaje se quedo, allí, justo donde empieza la arena.

Te recuerdo y sonrío, porque aún guardo un poco de amor por tí.

jueves, 18 de febrero de 2010

Mal de amores

Que desconcertante, encontrarme las palabras anheladas por años saliendo de tu boca en un momento inesperado. Mala suerte la mia no haberlas tomado y aferrarme a ellas de la misma forma que lo hago a tu cuerpo. Y es que resulta que andando en medio de la lluvia, ese pequeño resplandor que llego a mis oidos lo opaco la nube que rodea mi presente.

Quisiera decirte que no quisiera estar con nadie más, quisiera pudieras saber que nadie más podria darme la calma que tengo cuando estoy contigo.

Pero disculpame cariño, quiero tormentas, quiero truenos y huracanes, quiero muerte, mi muerte por siempre en medio de sus brazos. En mi corazón, en el tuyo, en el suyo, la voluntad no resulta imperativa y lo correcto nunca ha existido, por eso me niego a la felicidad y me convierto en su sombra. Por eso rehuyo de tu calido abrazo mientras anhelo la frialdad de sus besos.

Curame amor de este mal de amores, y si es que tienes los instantes, las palabras y los besos necesarios para sacarlo de mis recuerdos, este corazón atormentado buscara el camino más directo a tu encuentro.

martes, 29 de diciembre de 2009

CORTE DE CAJA

La caja hace su corte anual, este en particular fue un año sumamente materialista, sin querer y sin pensarlo con anticipación tuve, en un momento y solo por unos dias, todo aquello que nunca pedi, y cual promesa foxista la estabilidad material se fue tan rápido como llego. Quedan resquicios de noches de vino y fiesta, nada más... el futuro, tan incierto como siempre.



Aprendi a caminar sin saber lo que ocurriria al dia siguiente, el vertigo ocasionado me ha vuelto adicta a la suerte. Suerte te de dios, oí hace unos días. Lo cierto es que toda imagen y esencia sobrenatural han salido por completo de la cotidianidad. La suerte se ha vuelto mi única compañera. ¿Quién escoje su suerte y el tiempo para exprimirla? a eso le tiramos todos los dias, a que el tiempo nos deje bailar con la suerte que día a día vamos escogiendo.



La paloma se canso de volar de rama en rama, y hoy, una paloma solitaria vuela sobre la vida, este inesperado gusto por el caminar solitario me hace creer que la vida es una construcción paulatina en la que invitamos a participar a algunos seres que tienen la delicadeza de querer acompañarnos. Hoy, mis compañeros son esa micro familia que a pesar de todo sigue compartiendo el pan, la cama y los buenos recuerdos. Gracias a ambos por compartir su vida.

Sin embargo un año dificil termina y el nuevo promete ser más dificil, sin embargo el tan ansiado 2010 tendra que estar lleno de proyectos, viajes y trabajo. Asi lo he decidido y en ese rumbo quiero forjar mi suerte.

Debo decir que los extraño mucho, a ustedes, a los que me leen y tal vez de repente me recuerden. Yo los pienso día a día, ojala podamos vernos pronto.

El vuelo continua, como paloma o mariposa la vida va.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Recuerdo de la muerte olvidada

A pesar del frío y a pesar del miedo seguimos caminando. Nuestra marcha lleva tres generaciones, caminamos al origen, no sabemos bien a dónde. Somos muchos, aún cuando algunos se han quedado en la vereda. La esperanza de repente nos acompaña, pero sólo tenemos el hoy, el instante, el paso que damos rumbo a nuestro destino.
Todo comenzó en la aldea de mis abuelos, un lugar pequeño en medio del Valle, donde las personas dicen que no morían. En ese Valle nacieron mis padres, ellos creían en la vida eterna.
-¿Cómo no creer que el futuro era eterno?- Me contaba mi madre. – Cuando pasábamos los días transformando nuestro pueblo.
Así era. Trabajaban día y noche haciendo caminos, comercios y escuelas, construyendo todo aquello necesario para el futuro. En ese camino se perdió la aldea y nació una ciudad, el territorio se hizo cada vez más pequeño y fue necesario invadir los bosques, desiertos y montañas hasta que llegaron a otras aldeas, algunas fueron dócilmente absorbidas, pero otras se negaron a cambiar su forma de vida. -Era pertinente acabar con aquellos necios- Así inicio la guerra, se produjeron armas, bombas y ejércitos, conocieron la muerte.
No es que antes fueran eternos, simplemente la muerte era un estado ignorado, mi abuela decía que la gente solo desaparecía y volvía a aparecer en otras formas. Se transformaban en sueños, visiones, colores y esencias. Nadie era olvidado y la continuidad de la existencia era una realidad. La guerra trajo el olvido. Las muertes eran tantas y tan horribles, que el recordar a la persona perdida se volvía un recuerdo doloroso. La muerte había llegado y ya nadie la dejo ir.
Así el Valle se torno desierto, las montañas se llenaron de tumbas y los bosques eran trincheras. Pero las armas fueron ineficaces para la muerte sistemática de los poblados en resistencia, los aldeanos huían a las montañas más altas, habitaban las cuevas y el encontrarlos era tarea imposible para un citadino. Los ejércitos sabían de la existencia de ellos cuando realizaban ataques a las ciudades o saqueaban comercios. Nada podía aniquilarlos por completo.
Por aquellos días, un General que buscaba llenarse de gloria, descubrió que los ríos y manantiales serían la mejor ruta para terminar con los rebeldes, pero el veneno sería contraproducente y no quería llevar a la muerte a sus aliados. Entonces, notó que los rebeldes tenían, como los abuelos, la esperanza y el sentido de continuidad de la existencia, características que les otorgaban esperanza. La pregunta era sencilla, ¿cómo acabar con el ánimo de aquellos pueblos? ¿Cómo dejarlos sin alma, sin esperanza?
Como nunca, el General se puso a estudiar la historia de la guerra, busco entre los libros, periódicos, revistas y archivos, vio las noticias de veinte años atrás. Al final encontró el arma más letal… el olvido.
Se dio cuenta que los primeros pueblos en transformarse en ciudades olvidaron sus raíces, olvidaron su historia y después olvidaron a sus muertos. La formula era sencilla, dejar que el olvido, cual veneno liquido, corriera por todos los ríos y lagos. Así buscaron embotellar altas dosis de olvido y todo el valle y las montañas fueron infectadas. En pocos días el agua llego a las casas y como una epidemia los rebeldes empezaron a olvidar, olvidaron su lucha, olvidaron sus sueños, olvidaron su pasado y olvidaron a sus muertos, la esperanza se fue.
Dos generaciones construyeron grandes ciudades, los vicios, la violencia y el desamor fueron cosa de todos los días, hasta que un día, algo inesperado sucedió. El General aquel, él, culpable de la enfermedad, nunca enfermó, sin embargo, el contagio fue inevitable pero dado que su memoria era fuerte, su dolor también. Así que un día, dejo correr el rumor de que una enfermedad había provocado la pérdida de esperanza. -Tal vez, sea cosa del olvido- dijeron en el noticiero.
Los científicos y todo aquel que curara enfermedades empezaron a buscar la cura, no podían hallarla, pero encontraron el veneno culpable de su eterno presente. Por alguna causa no corrió afuera del valle y aunque la epidemia abarcaba gran territorio, era posible aislar enfermedad tan letal.
Así en una reunión histórica, que casi nadie recuerda, se acordó y se estableció por escrito, que todos saldríamos de aquel valle, caminaríamos lo que fuera necesario y llegaríamos más allá del lugar donde nacieron mis abuelos, del otro lado de las montañas, cruzaríamos el mar si era necesario.
Nadie recuerda el camino, nadie sabe a dónde vamos, caminamos cuando la esperanza aparece en nuestros corazones, ese destello se vuelve nuestra dirección. Hace unos días encontramos la última de las ciudades… sabemos que estamos muy cerca.
Algunos han muerto en busca de la cura. El General, no soportó la travesía y una mañana se dio un tiro. Los que quedamos, seguimos caminando, tratando de salir de este valle de muerte y olvido, tratando de encontrar, en el otro y en nosotros mismos, la esperanza suficiente que da el recuerdo de lo que ya se ha vivido. Pero también buscamos nuestros sueños, esos que un día acompañaran algo más que la cura de esta enfermedad provocada por nuestro olvido. Un día dejaremos de provocar nuestra propia muerte. Entonces, mis ojos y mi alma verán a mis abuelos, y la muerte ya no será olvido.

martes, 27 de octubre de 2009

SABINES

Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nadoy estar en todas partes en secreto.

Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discretocalor de Dios,
y en su cerradopuño, crecer igual que un feto.

Morir es encenderse bocabajohacia el humo y el hueso
y la calizay hacerse tierra y tierra con trabajo.

Apagarse es morir, lento y aprisa,
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.

lunes, 19 de octubre de 2009

מריה III

Aun extraño el olor de las cuevas de aquella serranía. Cuando entraba a nuestro hogar el olor a tierra mojada y agua de manantial podían volverme loca por completo; la sensación de frescura y de libertad que experimenté en aquellos años es algo que probablemente quiera recordar el último segundo antes de morir. Me pregunto ahora, viéndote ahí, la última imagen de tu rostro en mi mente ¿tendrá que ver con este mundo? Siempre pensé que no te vería morir. Aquella tarde en la que te conocí fue un suceso de esos que dividen la vida.
Los acontecimientos de mi infancia y juventud me habían convertido en aquella mujer. Arrogante para muchos, temerosa en realidad. No sabía que no estaba permitida la entrada al templo solo por el hecho de ser mujer, no sabia que no debía expresar mi opinión, ni que mi lugar era detrás de un hombre. No sabía nada. Crecí en medio de la libertad – libertinaje- dijeron ellos.
Mi padre no fue un hombre conservador, era un soñador que creía en la libertad de los hombres y los pueblos. Cuando niño fue secuestrado y convertido en esclavo, y un soplo de buena suerte le llevo a su liberación, en el camino se encontró a mi abuelo, quién con el tiempo le permitió estar con mi madre. Así, dos seres que crecieron sin ataduras se encontraron con las cadenas de un imperio que se expandía. Huyeron de su pueblo, llegaron al mío, allí mi hermano y yo nacimos, en un lugar con reglas impuestas por gente que no conocíamos. Afuera el mundo era distinto, adentro todos éramos iguales.
Un día los soldados apresaron a mi padre, se negó a darles tributo, ahí fue donde inicio la guerra. Se reunía cada tarde con algunos vecinos, después con gente de otros lados, un día le dijo a mi madre que si quería ser libre debía aprender a leer los textos. Cada noche, se sentaban en la mesa a repasar papeles, yo los veía y me quedaba dormida en su regazo. Mi madre aprendió otras lenguas, mi padre ya casi no estaba en casa. Así, crecimos entre papiros, discusiones y viajes a lugares lejanos. Las nuevas personas que nos rodearon eran muy amables pero recuerdo que se les sentía muy tristes, al morir mi madre, papá adopto esa tristeza, y seguramente mañana, mi rostro en el lago me dirá que a mis ojos les falta tu reflejo.
Así, el día que te conocí fue el día que me expulsaron del templo, entre sin recato alguno y tome los pergaminos que estaban en el altar. Ya había escuchado de la sabiduría y belleza de aquellos manuscritos, debía tocarlos, olerlos, leerlos. Recuerdo aquella escena. Vi el lugar, el más grande que había visto jamás, entre, y al poner un pie las personas empezaron a gritar, se agarraban los cabellos y me decían cosas que no podía entender. Seguí caminando y me acerque al altar, detrás estaban los manuscritos, los tome y los extendí sobre aquella gran mesa, el material del que estaban hechos era simplemente hermoso, aún recuerdo la sensación de mis manos al tocarlos. Vi a mí alrededor y vi que el silencio era absoluto, los hombres me miraban con asombro. Será que no me conocen, pensé. Me pase un buen rato leyendo, de repente entraron los que supe eran los sacerdotes. Me gritaron, me empujaron y unos hombres me sacaron a rastras del lugar en la calle la multitud se arremolinó y empezaron a lanzarme piedras, corrí hasta que las calles me llevaron a un callejón, creí que moriría; entonces llegaste tú, a contra luz tu silueta era de una fragilidad casi femenina, oí que gritabas algo a la muchedumbre, dibujaste unos símbolos en el piso mientras los demás se marchaban uno a uno. Pude reconocer aquellas líneas de arena, los textos de mi padre los llevaban todo el tiempo… me sentí segura.
Cuando todos se fueron tomaste mi mano, caminamos sin hablar y me llevaste a una casa, allí, las mujeres curaron mis heridas. Cuando ya me sentía mejor me llamaste por mi nombre: - María.
Entonces supe quién eras, te había visto en las cuevas de la serranía, vivías con los maestros, esos a los que mi padre visitaba diario. Eras callado como ellos, de cabellos largos y cuerpo delgado, un poco mayor que yo, y sin interés para mi. Encerrado todo el día entre papiros, el calor de la arena, el frescor de los manantiales y la suavidad del viento no tenían en ti ese efecto embriagante que tenían en mí. Recuerdo aquellos días en los que corría de entre las ovejas hasta los manantiales, leyendo bellas historias bajo los árboles, ayudando a mi hermano a preparar la cena. Era tan feliz en esos días.
Un día no te vi más, después los maestros se fueron uno a uno. Nosotros también nos fuimos, mi padre, al igual que todos, tenía una misión. Su deber, asesinar a uno de los generales enemigos. Una madrugada se fue con algunos hombres, jamás volví a verlo. Después mi hermano y yo nos acercamos a los poblados, con cautela, con timidez. En pocos meses él olvido todo lo aprendido, aprendió un oficio, encontró mujer y se dedico a mantener a su familia. Un año viví con ellos, después decidí reencontrarme con los antiguos compañeros.
Al principio una familia de las afueras de la ciudad me permitió quedarme a su lado, el idioma era difícil de entender, sobre todo porque cada pueblo tenía diferente pronunciación. Aquel matrimonio veía con recelo mis horas dedicadas al estudio; un día me di cuenta que ya no podía vivir más ahí. Me fui a la ciudad, vagué durante días, conocí hasta el último callejón de la ciudad, y al conocer el templo te encontré.
La vida a tu lado fue rica en conocimientos y vivencias, de ser mi maestro, te convertiste en mi amigo y un día simplemente el amor llego. Nuestras almas y cuerpos no podían estar lejos. La lucha nunca fue más dulce.
Pero, nuestra causa se hizo popular y nuestros mensajes cada día tenían más voces. Los días eran largos entre reuniones mías con los maestros y discursos tuyos con el pueblo; las noches se iban en preparar la jornada siguiente, escribir, crear y amarnos al final.
Encontré en tus brazos la paz que solo el amor puede otorgarle a un alma solitaria. Cada beso y cada caricia me llevaban a encontrar en tus ojos a un hombre distinto. Podía volar mientras recorría tu cuerpo y sentir como la vida se me iba por momentos. Moría y renacía nuestra carne entrelazada mientras nuestras almas se volvían una sola. El amor llenaba la vida.
Un día te llevaron preso mientras preparábamos la gran conspiración. Los detalles son tan crueles que un día espero poder olvidarlos. Hoy, estas allí, con los brazos extendidos, como tu padre, tal vez como el mío. Veo el miedo en los compañeros y las palabras tras mis espaldas me dicen que nadie te conoció como yo.
Te veo y no tengo miedo del futuro, aún me quedan fuerzas para construir ese mundo que un día soñamos. Sé que debo irme muy lejos, perderme otra vez en las serranías, morir un poco y aprender a vivir con la tristeza en mis ojos. No tengo miedo y el viaje no me ha cansado, mañana me iré sin quedarme atada a tu cuerpo muerto, recordaré la vida a tu lado y volveré cuando los tiempos lo permitan, hoy no me han vencido pues sé que un día volveré y la vida será tal y como la soñamos.

viernes, 3 de julio de 2009

מריה II

El olor a aserrín de aquellas manos me dio tranquilidad. Los soldados se perdieron entre los árboles y mi boca fue liberada. Era mi padre, las mujeres que estaban en el lago le avisaron lo sucedido, pero cuando llego ya era muy tarde. Caminamos con la lentitud de quien no quiere llegar a su destino. Los soldados se habían ido, pero ella seguía ahí.

Una mujer le echo una manta encima, pero manchas oscuras cubrían su cuerpo. Mi padre soltó mi mano y se hinco ante ella. Recuerdo el calor del sol que ya se asomaba por completo inundándolo todo. Él, lloró abrazando aquel cuerpo y por un momento me pregunté por qué lo hacia, lo que esa manta cubría era a una persona desangrada, amarillenta, y un rostro que se parecía al que unos momentos antes me llevaba por agua al río.

Josué llego corriendo detrás de mí gritando -¡Madre! ¡Madre mía! ¿Qué te han hecho?
Supe entonces que se trataba de mi madre. Las lágrimas inundaron mis ojos al pensar que no la había reconocido, no sé por qué lo hice, aún sigo sin reconocer mi propio rostro. Mi hermano me abrazo mientras mi padre la tomaba entre sus brazos y las mujeres nos rodeaban entre gritos y sollozos, así fue el camino a casa.

Mi casa, jamás regrese a ese lugar. Unos metros antes, mi padre entrego el cuerpo a uno de mis vecinos, tomo mi mano y el hombro de mi hermano mientras dábamos la media vuelta rumbo a las montañas, a mi nuevo hogar.

sábado, 27 de junio de 2009

מריה I

Mi nombre es María, mi edad, tan efímera como mi propio presente. Hoy puedo decir que me siento como hace veinte años, la diferencia, la única que existe, se encuentra reflejada en el lago. No me importa pensar en esa imagen, nunca he sido yo.

Hace veinte años caminaba con mi madre, por primera vez ibamos al lago. Buscábamos agua para llevar a la casa. Recuerdo que estaba por amanecer, las sombras de la noche se difuminaban con los primeros rayos del sol mientras que el lago se confundía con un rosado que inundaba el cielo. Uno podría pensar que eran uno solo, que nunca se separarían.

Mi mano se encontraba sujeta de la de mi madre. Aún puedo sentir la tibieza de su piel. Recuerdo que antes de esa mañana solía sentirme segura cuando me llevaban de la mano. Recuerdos, son tantos los recuerdos. Pienso en toda la historia que se encuentra inmersa en ellos, mi historia, su historia, la historia de muchos, una historia que en algún tiempo nadie recordará.

Caminábamos, hacia un poco de frio; cuando vi que el cielo y el agua eran uno solo, corrí para ver si el agua era rosada, y al sumergir los pies, sentí frio y grite, era un grito largo, que tres segundos después ya no salía de mi boca, pero ahí seguía. Gire para enseñarle a mi madre como podía gritar sin abrir los labios, cuando la vi rodeada de muchos hombres, ellos tenían un casco y un arma, jamás los había visto tan cerca. Tomaron a mi madre, que me gritaba que me fuera. Pero no pude, estando ahí, mis pies se habían congelado por completo, y ese frio, o ese miedo, impedía que mi cuerpo se moviera. Uno de los hombres golpeaba el rostro de mi madre mientras dos más la sujetaban de los brazos. Sentí el calor de mis lágrimas sobre mis mejillas, y vi como un rayo de luz iluminaba aquella escena, el calor llegó a mis piernas e inundo mi espalda, al fin pude gritar.

Uno de los hombres volteo a verme. Su mirada hizo que mis piernas se movieran, corrí en dirección contraria a donde se encontraban, dos de ellos me seguían podía oír sus pasos. Entonces vi un arbusto que se movía, creí que uno de ellos se escondería ahí, estaba cansada, respire y trate de correr pero cerré los ojos; pude sentir unos brazos muy grandes que me envolvían y me cerraban la boca, abrí los ojos y vi pasar frente a mi a los soldados mientras una voz me decía – no grites.

lunes, 8 de junio de 2009

Mi nuevo hijo

Ha nacido mi hijo, le he llamado indiferencia, de cariño le he puesto olvido. Fue concebido una noche de otoño por un accidente entre el azar, mi vientre y el destino. Pero ellos, malos padres, lo han dejado a mi cuidado. Me encargaron alimentarlo, cuidarlo, verlo crecer, y yo aunque lo desprecié al principio, hoy lo he vuelto mi resguardo ante la felicidad y la belleza de la vida.

Cada día lo arrullo en una sabana de seda, lo alimento con gotas de veneno y caliento su cama con las brasas del infierno. Mi hijo ha nacido y puedo ver con gusto como es que crece. Beso sus mejillas cuando esta dormido, con el miedo incesante de que un día me abandone. El se irá, me lo han dicho, y ese día me envolverá una vez mas aquella cruel mentira. Pero, aunque camine, lo buscare todo el tiempo mientras escupo de vez en cuando las mentiras de tus besos.

miércoles, 13 de mayo de 2009

NUEVOS VUELOS

Un viento ligero me envolvió durante años. Vivía alrededor de mis alas y junto a él cruce montañas y desiertos. La vida creó sin querer dos realidades, la mía y la del viento, mientras la felicidad se sabía a canela.
Casi dos lustros, miles de historias y de repente el sueño termino.

Un silencio necesario se encargo de exorcisar mis miedos y el fuego de varios infiernos exorciso mis besos.
Hace unos dìas me encontré con aquel viento ligero, el silencio volvió a encontrarse entre nosotros y solo por no dejar, caminamos una vez más a las puertas del infierno, aún cuando ya no teniamos los boletos de entrada.
El viento y yo no dijimos nada, pero sabiamos que no nos veriamos más.

Así que hoy dejame despedirme de ti, besar una vez más tu recuerdo y caminar por el desierto, sola, sin viento, por el puro gusto de emprender nuevos vuelos.
¿El rumbo? No importa, hoy mi rumbo es incierto y hoy mis alas se acercan poco a poco al mar.

miércoles, 22 de abril de 2009

LA PALOMA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS

La paloma siguio al conejo por todo el bosque. Ya había leido el cuento, sabía que la llevaría por un mundo lleno de aventuras, locura y fantasía. Pero al llegar a la casa del sombrerero, aquel personaje se encontraba tan concentrado en buscar nuevas mezclas y sabores para un té futuro; que la paloma se enfrasco en probar cada brebaje, cada efecto y cada sueño creado.

Sin darse cuenta la paloma entro en medio de un sueño a una olla llena de agua, al principio la heladez del liquido le causo escalofrios, pero, no se dió cuenta de que abajo, el sombrerero había prendido el fuego. El calor inicial pudo dar confort al avecilla. Pero poco a poco sus plumas iban cayendo. Justo cuando varias decenas se encontraban en el agua, dio un salto. El sombrerero se encontraba jugando a la casita con el recuerdo de una paloma que antes había pasado por aquel bosque, y creyo ingenuo, que todas las palomas jugarian a la casita, se quitarian las plumas y se adornarian para la cena.

La paloma volvió a buscar al conejo aquel, solo que ahora, el conejo era rojo, de un rojo intenso. Por un momento dudo en seguirlo, sobre todo al rojo de sus ojos, pero la curiosidad era mayor. El conejo la llevo hasta una cueva, por fuera la oscuridad parecia absoluta, por dentro, los brillos color neón le daban un ambiente de gran calidez.

En la cueva vivía un oso. Afecto a los licores fuertes y al afecto salvaje; el oso le conto a la paloma las historias más increibles. De sus viajes por el desierto, de sus vidas por el mar y de su aprecio por los animales pequeños. Este oso no quería jugar a la casita. Este oso necesitaba la energía de las criaturas del bosque. Era un oso vampiro, asiduo a la sangre de ave. Paloma se dejo absorber, pues al hacerlo, podía conocer las aventuras de aquel peludo personaje. Nuestra amiga había decidido quedarse en la cueva del oso un tiempo, cuando vio correr al conejo. Su pelaje tenía un color verdoso, de un brillo absoluto al contraste con las luces de neón. No pudo evitar seguirlo, el viaje apenas comenzaba...........CONTINUARA.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El pantano

El pantano que se encuentra cerca de la casa de mi abuelo es un lugar subestimado, no es un bello paraje, ni un valle lleno de trigales, vaya, ni siquiera es un bosque encantado. El pantano, es solo eso, un pantano, el cuarto de un total de nueve. Pero, no es un pantano cualquiera, este pantano se ubica en el poniente, a las afueras de la ciudad, en una pequeña colina desde la cual es posible ver un valle azul, donde la vida poco a poco se torna gris. Pero esa es otra historia.

El pantano posee lo común: lodo, moho, piedras y vida, mucha vida. Vida en el aire, en los charcos, vida en cada piedra. Pero la vida de este pantano tiene un sello peculiar, sus habitantes: cocodrilos, salamandras, tortugas, ranas, sapos y una que otra rata vieja.

Hace unos días me encontraba buscando ajolotes para mi pecera, cuando el calor de la tarde y la tranquilidad del lugar me llevaron a un placido sueño, el cual fue interrumpido por una platica muy especial.

Un Cocodrilo verde de espalda muy ancha se encontró a su amiga la Salamandra negra en un estanque.

-Hola Coco ¿qué haces aquí? Si tú tienes tú propio charco -Dijo sorprendida la Salamandra.

_Aquí nomás preparándome para darle un buen baño a mis escamas.

-¿Un baño a tus escamas, estás jugando conmigo? Si tú disfrutas estando en el agua verdosa de tu charco, acechando a los mamíferos que se acercan a beber. ¿Acaso quieres presumirle tus escamas a alguien?

-¡No! ¡No! mi espaldita amarillenta.-Le contestó el Cocodrilo. -A ti, sabes que no puedo engañarte, pero pienso que con una enjuagadita con el agüita clara podré quedar bien con la Tortuga.

-¿Con la Tortuga? Pero ¿cómo puedes pensar que con una lavadita de agua podrás quedar bien con la Tortuga?

-Así nomas, sé que no tengo porque, pero quiero quedar bien con la Tortuga.

-Es curioso que hagas esto, justo ayer Tortuga estaba en lo mismo.

-¿En lo mismo? -Preguntó extrañado el cocodrilo.

-Tú sabes, aquí en el pantano una se entera de todo, hasta de la vida de la mosca del panteón. -Susurro intrigosa la salamandra negra.
-Tortuga viene seguido a bañarse en el agua del estanque y no precisamente con moscas panteoneras. La han visto con grillos, ratas y sapos. Pero, tranquilo Verde -dijo la Salamandra sonriendo. -Tú sabes que a las Tortugas les gusta mordisquear todo lo que les cae al lodo. Además, todos hemos comido del mismo pantano. Usted déjese llevar, pero no se deje morder sin antes lavarse con el agua del estanque . La vida en el pantano es bella y sólo hay una, además, eso fue hace mucho, los reptiles suelen cambiar de piel.
-Vaya Salamandra, creo que le pondré rosas a mi charco para los lavados de pureza que le faltan a mis escamas.-Dijo el Cocodrilo.

-¡Rosas! ¿dónde vas a encontrar rosas mi estimado amigo? No ves que este es un pantano. Las rosas están allá abajo, en el valle, lejos de aquí. Recuerda que tus escamas no serán bellas, pero son suaves, como todas las pieles verrugosas. Las ratas y los grillos no tienen la suavidad de tus escamas. Pero bueno, si tu quieres limpiar tus escamas en el agua clara, allá tú.

La Salamandra dejó que el Cocodrilo nadara en el agua del estanque, mientras ella caminaba entre las piedras y el moho, buscando un lugarcito donde encontrar un buen rayo de sol. En eso estaban cuando la Tortuga llegó, con su lentitud habitual, el Cocodrilo y la Salamandra dejaron abruptamente su platica. La Tortuga no los vio y se metió al bebedero de agua clara, nadó un poco mientras trataba de limpiarse la piel y la conchita. El Cocodrilo se transformó, se hizo más pequeño y sus dientes se escondieron.
-Ahora resulta que todo mundo quiere verse bonito. -Pensó la Salamandra, mientras el Cocodrilo se encontraba fascinado con la agilidad de la Tortuga, estando los dos en el agua no tardó en hacerle la plática.

Mientras esto ocurría, traté de levantarme para verlos de cerca. No había nada extraño, salvo que el agua del estanque tenía una característica muy particular, al entrar en él, los cuerpos de los animales se transformaban, noté al Cocodrilo y a la Tortuga perder sus escamas y llenarse de luz, se creería que eran un par de seres con virtudes extraordinarias y se antojaba acariciarlos de lo bellos que se veían.

Entendí que el estanque tenía alguna magia, pues después de un rato todos los animales del lugar habían entrado en sus aguas, queriendo ser lo que afuera no podían ser. Los reptiles, las lagartijas, las ratas y las peores alimañas, cambiaban su cuerpo con singular rapidez.

La tarde había llegado y los animales se fueron uno a uno. La curiosidad pudo más que mi sensatez y metí la mano al estanque, después los pies y al final me di un baño en ese lugar. Mi piel morena se transformó, los callos de mis manos desaparecieron, mis cabellos se hicieron sedosos y mi voz exclamó cosas que nunca creí posible decir.

En eso estaba cuando el Cocodrilo apareció detrás de mi. Con gran susto nadé a la orilla y pude ver que ni siquiera noto mi presencia, se dirigía nadando hacia la Tortuga, la cual era ágil y graciosa. Ambos crearon una danza dentro del agua que me recordaba la música y la poesía de la que hablaban en la escuela. Sus cuerpos daban vueltas en una armonía perfecta, se veían tan felices. De pronto, el Cocodrilo abrió su gran hocico y sus dientes afilados dieron con la piel de la Tortuga, la cual ni siquiera se quejó, peor aún, parecía que gozaba mientras la sangre brotaba de sus extremidades, al notarlo, el Cocodrilo, cual si fuera una pequeña criatura dejó que la Tortuga mordiera sus ojos, dejándolo casi ciego.

Mientras miraba el violento espectáculo pensaba en Luisa, en su cabello negro, en su piel blanca, en sus ojos grandes. Deseaba que estuviera a mi lado y pudiera ver como transformaba el estanque mi cuerpo.

Pero ella no estaba. Me avergoncé de mis deseos y decidí salir del agua para buscar un lugar donde secarme, entonces, vi en una gran piedra a la Salamandra, me miraba con singular curiosidad y pude notar una risilla burlona en sus ojos.
“Mañana tu alma te dolerá. Aunque tienes suerte de haber entrado solo.” Me dijo, y fue tal mi asombro que casi vuelvo a caer al agua.

-No te asustes, has estado oyendo nuestra conversación toda la tarde. Míralos, se encuentran tan bellos dentro del agua, que no notan que al salir sus cuerpos estarán hechos pedazos. El Cocodrilo lo sabe, ya le ha pasado antes, pero le fascina tanto la experiencia, que no le importa lo que pase cuando salga del agua. Él dice que mientras los huesos no crujan seguirá metiéndose al estanque. Ahí está feliz con la Tortuga, aunque en el fondo sabe que al salir hay ratas y grillos con los que ella se meterá más tarde, tal vez mañana mismo. Me ha dicho que no le importa, que al final del día hay más pieles que la de la Tortuga. Míralo, esta feliz, mañana me contara del dolor de sus entrañas.

-Pero y la Tortuga, ella ¿Por qué lo hace?” Pregunté.

-La tortuga está jugando, al final ella siempre sale cuando el dolor es soportable, cree que juega con el Cocodrilo, pero él ha jugado en el estanque desde que parecía una lagartija. Es adicto al estanque, aún cuando suele salir muy lastimado.

-Todos los animales del pantano entran al estanque, ¿tú por qué no? -Le pregunté con verdadera curiosidad.

-Yo salí hace poco. -Respondió -esa agua está maldita, nos hace bellos a los ojos de los que nos acompañan, y ellos se hacen irresistibles a nuestros ojos, los amamos tanto que necesitamos alimentarnos de ellos, de su sangre, de su piel, de su cuerpo. Yo entré junto a unas escamas, y ya vez, apenas me puedo mover. Tienes suerte de haber entrado solo, de lo contrario al salir, el dolor y la resaca emocional te serían imposibles de soportar.

En ese momento el Cocodrilo y la Tortuga salieron del agua, sus ojos extasiados podrían haber sido una puerta al paraíso. La Tortuga apenas podía caminar, sangraba del pecho y el Cocodrilo caminaba con lentitud, debido a la ceguera parcial.

-Míralos. -Me dijo la Salamandra. -Mañana el amor pasará. Pero hoy, hoy se encuentran en el paraíso.

-Pero eso es una tontería. -Le dije -¿Cómo pueden volver a entrar a ese estanque?

-Porque dentro de ese estanque están los juegos más intensos de la vida. Dentro del estanque todo es posible. -Contestó como resignada.

-Pero ¿y tú? Con cuáles escamas te has cubierto que te encuentras con ojos moribundos.

-No quisiera responderte -decía mientras bajaba la mirada -no debería, pero… qué me importa si lo cuentas, nadie te creerá que hablaste del pantano con una salamandra. Dentro de esas aguas se me ha secado el alma con el aliento de mi querido Cocodrilo, pero soy traviesa y juguetona y de vez en cuando chapoteo con las criaturas del pantano, del valle y del bosque.

-Pero ahora, qué haces aquí sobre la piedra, ¿por qué los miras?
-Mi amigo, haces demasiadas preguntas, así como ustedes han comido manzanas rojas, nosotros tenemos nuestro estanque, nuestro bebedero. Mi amigo Cocodrilo se divierte como de costumbre, pero al rato entraré yo al agua con ganas de encontrármelo y retozar por entre las plantas que están al fondo.

Inesperadamente la Salamandra saltó al espesor de las plantas del pantano, escondiendo su cuerpo del paso del Cocodrilo y la Tortuga, que no paraban de reír y mordisquearse las entrañas. Por un momento sentí repulsión de ver tal acto de crueldad.
-¿Cómo puede ser eso placentero para ellos?- Me dije, pero, mi curiosidad me llevó a seguir sus pasos. A pocos metros las huellas se dividían. Las huellas del Cocodrilo eran claras, siempre pisaba sobre sus mismos pasos de un modo tan preciso y meticulosos que pareciera como si fuera la primera vez que seguía ese camino, con un gran esfuerzo pude notar que esos pasos estaban ya muy marcados sobre la tierra.

Llegue hasta su morada, pero no estaba allí, súbitamente a mis espaldas sentí su respiración.
-¿Qué buscas forastero? Estas muy lejos de tus terruños y te pones en peligro estando tan cerca de los míos. No pretendo ser paranoico ni descortés, pero en estos lugares oscuros uno debe de cuidarse hasta de su sombra.

Asustado, dije:
-Lamento la intromisión, te vi nadando en el estanque con una Tortuga y mi curiosidad por la magia del lugar y por ustedes me han traído hasta aquí.

-Ten cuidado, esas aguas calientan más que las llamas de una hoguera. Si te descuidas puedes perder el corazón para siempre. Simplemente se te calcinaría en un instante. A mí ya me ha pasado en dos ocasiones, tal vez tres, no lo recuerdo, por eso prefiero entrar a nadar sin mi corazón que aunque de sangre fría no soporta el fuego.

-Cocodrilo, ¿dónde nace la magia de ese estanque? -Le pregunte.

-Esa, amigo mío, es una historia tan vieja como la del hombre mismo. Este estanque está en medio de un pantano porque hay una maldición dentro de él. Hace miles de años, cuando el creador decidió sacar del paraíso a los de tu especie, este fangal se hizo para que el agua que llenaba la laguna jamás fuera encontrada, ya ves, los animales que cuidamos del lugar, en su gran mayoría somos despreciados por los humanos, nadie vendría a ver lo que pasa en la pureza del agua que siempre está invadida de sapos y cocodrilos.

-Pero es horrible lo que pasa allí -le dije.

-Horrible, ¿por qué los humanos ven con horror el placer?
-Placer, llamas a ese espectáculo tan sangriento placer. El placer es algo sublime. -Dije presuntuoso.

El Cocodrilo se dejó caer sobre el pasto verde del lugar mientras habría su gran bocaza para exclamar en medio de una carcajada.
-Mi querido amigo, el placer no es sublime, bueno o malo, el placer es placer. Admito que es un espectáculo grotesco, Alejado de los vuelos de las aves o de la música que hacen los humanos, pero lo que parece contradictorio puede ser parte de lo mismo.

Me senté a su lado, no entendía nada, recordaba mis clases de religión. Los pecados estaban relacionados con el placer, la virtud con el recato; y el sufrimiento con el dolor. Esa tarde, la Tortuga, el Cocodrilo y la Salamandra me habían mostrado de manera distinta esos sentimientos, me parecía difícil entenderlos como parte de lo mismo.

Me despedí del Cocodrilo y decidí regresar al pueblo. Me preguntaba del origen de ese lugar, cuándo se me apareció otra vez la Salamandra, diciéndome:

-Muchacho, siéntate un rato y hazme compañía, al fin que todavía falta para que el sol se esconda.

-Dime salamandra ¿por qué existe este lugar, sin que ningún humano lo conozca.
-Amigo ¿por qué piensas que ningún humano lo conoce? Si fue por ellos que el estanque se ocultó en medio de un pantano. Hace miles de años, un ángel se enamoró de la primera mujer, aquella que estaba destinada a ser la compañera del primer hombre. Por años, ella vivió junto a su compañero, en medio de la castidad y la fidelidad. Hasta que un día, el ángel aquel no pudo soportar más su pasión y decidió decírselo a su amada. Ella, sorprendida, se entrego sin más a esos ojos de fuego y a ese deseo que nunca había experimentado antes. Encontraron en este lugar, que en ese entonces formaba parte de un bello bosque, el refugio ideal de su amor, el cual siempre estaba hermoso a pesar del cambio de estaciones. El estanque era su lugar predilecto para amarse, y el agua se lleno de la pasión de sus cuerpos. Un día, el todopoderoso se dio cuenta del pecado de ambos seres y los expulso del paraíso.

El ángel fue enviado a los lugares más abominables del universo y la mujer fue condenada a bajar por las tierras más agrestes. Para terminar su obra, el creador recompenso al hombre con una nueva mujer y volvió aquel bello paraje un pantano. Pero, cuando se dio cuenta que el estanque contagiaba de la pasión de los impíos a todo el que se sumergiera en ella, echo una maldición para todo aquel que sintiera un deseo parecido. El placer y el amor que las criaturas llegaran a sentir, sería borrado por el dolor que se provocarían mutuamente. Así nunca nadie encontraría la plenitud en el otro, sin pagar por ello.

-¡Eso no puede ser cierto! -Le grite. -Los humanos podemos sentir amor y deseo sin tener que masacrarnos.

-¿Estas seguro?-Me dijo la Salamandra mientras se carcajeaba. -Dime entonces por qué los humanos revisten el deseo y el amor de reglas, contratos y esclavitud.

Me quede callado pensando una respuesta, pero no la encontré. La Salamandra se levanto dispuesta a caminar mientras decía:
-Vete muchacho nunca vuelvas, y si puedes, trata de olvidar lo que hoy ocurrió aquí. Que tengas una buena vida.

Esas fueron sus palabras.
De repente me di cuenta que ya había oscurecido. Pero, pude ver dentro del estanque los ojos brillantes de la Salamandra y el Cocodrilo. Me levante y caminé hacia el pueblo, decidido a jamás regresar.

sábado, 21 de marzo de 2009

Encuentros lejanos

Mientras dormía, Paloma viajaba al centro mismo del infierno. Sus ropas desaparecían poco a poco cada vez que una llama atravesaba su cuerpo. En esos viajes, soñaba que el pasado no había existido y que el presente lo era todo. Mientras dormía, una noche como la de hoy, un fantasma del pasado se le apareció. “Buscaba el camino al infierno, hoy como hace tiempo sé que sólo tú puedes llevarme.” Le dijo.

Paloma asintió incrédula de que aquel ser, hoy transparente, alguna vez había tenido cuerpo. “Te llevaré porque tú me lo pides, y porque ya no existes te dejaré ahí mismo y me iré.” Respondió.

Paloma tenía mucho tiempo llevando a seres que buscaban su propia perdición: pintores, bohemios, filósofos, poetas, ellos la buscaban mientras dormía para ver que se sentía carbonizarse mientras el mundo se consumía a cada paso. La seguían por unas noches, porque la tentación puede más que la razón, y aquella mujer gustaba de verlos caminar con la razón perdida.

Algunos fantasmas, los que no lograban salir de aquellas llamas, le susurraban al oído cuando la luna se asomaba, sólo para no sentirse tan solos en los enormes ríos de lava. Ella accedía gustosa a calcinarse por ellos, al final un abrazo acompañaba la certeza de que nunca habría regreso. Pero, el último fantasma que llamo a su ventana, había sido tan amado, que al alejarse ella juró no volver a mirar al pasado.

Ese fantasma tocaba hoy a su ventana, y mientras le susurraba al oído sus antiguas andanzas por el averno, ella pensaba que el pasado a veces viene sin ser llamado. La noche estaba muy avanzada y el fantasma insistía, ella dudo si esos susurros eran ciertos. Por un momento sintió deseos de quemarse al lado del fantasma aquel, pero los recuerdos del dolor padecido terminaron con su sueño.

El fantasma se fue lamentando el desaire. Paloma se quedó, como hace tiempo, pensando en las delicias de aquellas manos que hoy no eran más que un recuerdo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

La ciudad es para muchos una de las obras cumbres de la civilización. Centros políticos, religiosos, económicos y sociales donde lo más representativo de cada cultura se guarda para adornar, adorar y dominar en estas áreas con alta densidad poblacional. En ella, los hombres y la naturaleza son separados por los rascacielos y el pavimento, las luciérnagas emigran a los bosques más cercanos mientras los lobos se vuelven “chuchos” domesticados.

Urbano Animal, es una muestra plástica en donde la pintura, la fotografía y el graffiti son sólo algunas de las técnicas que nos hablan de la relación ciudad-hombre-animal; porque en la ciudad todos, incluso los animales, mantenemos un instinto primario, salvaje, el cual ni los pavimentos, ni los rascacielos nos han podido arrancar.

Veintidós obras de jóvenes artistas nos llevan de la mano por esa naturaleza citadina que se ha fusionado con el ciudadano. Urbano Animal es un caminar por la selva, la cual, a pesar de las toneladas de cemento, no ha perdido sus colores, sus olores, ni su riesgo. La relación tan cercana entre animales y hombres nos permite ver como las aves se vuelven centinelas de la vida diaria a la vez que nuestro pensamiento se torna cada día más primitivo. Los animales se humanizan, el hombre retrocede y la violencia persiste.

Al arrasar con el hábitat natural de los animales, se pensaría que los humanos se vuelven amos del territorio, pero… qué pasa cuando nos vemos convertidos en hormigas, en obreros que se encuentran listos para ser devorados por los más despiadados buitres; qué hacer si nos vemos acechados por tiburones y lagartos; cómo actuar si nos encontramos en corretizas más violentas que las mostradas por los perros y los gatos; o a dónde ir cuando simplemente la sequía nos lleva a emigrar a otros lagos. Animal Urbano nos cuestiona ¿qué somos? ¿Animales o Humanos?

Sin apresurar la respuesta detengámonos a ver nuestro “perreo” cotidiano o la monstruosidad de nuestros actos, sólo para sentir como se desdibuja nuestra imagen, se afilan nuestros dientes, la piel se nos llena de pelo y entendemos cómo fue que Rómulo y Remo se llenaron de tatuajes que la nueva patria ya no puede evitar.

Caminemos y veamos a las nuevas especies, llenas de maquillaje, libros y luces de neón. Observemos su comportamiento, sus mutaciones y su apareamiento, y si en medio de dicho ejercicio nos encontramos en un espejo, mantengamos la calma y pensemos en la magia del lienzo. No debemos correr en desbandada si vemos como se escurre la libertad de la democracia y nos encontramos de repente en una jaula.

Esperemos, pensemos que Animales… Humanos…Urbanos. Pueden pensarse distintos en apariencia pero al final somos de la misma procedencia. Mitad mujer, hombre, perro, primate, pez, ave o insecto, aún podemos convertirnos en seres que un día levanten el vuelo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Y mientras duermes

Y mientras duermes, yo estoy contigo.
Allí, en ese espacio que solo tú creas mi pensamiento encuentra tu cuerpo.
Donde un día recibirás mis besos y mis abrazos serán eternos.
Te pienso y los recuerdos me llevan a tu lado, recuerdos de lo no vivido, de lo que no ha existido.
Entonces me doy cuenta que la nada puede crear sensaciones físicas como esta que aguarda en mi cuerpo.
Vuelo, y pienso en lo que te rodea, y mis brazos rodean la almohada pensando que es tu cuerpo.
Me creo un aroma para decir tu nombre y un sonido para sentir tu aliento.
La nada, lo que no existe, me llena el cuerpo… y te toco…y te veo.
Te pido que me cuentes tus sueños, cuéntame esa vida, pues en ellos, en ella, vivo.
Vuela a mi lado un día, justo así como en tus sueños.
Y cuéntame lo que la realidad te diga un día… cuando camine a tu lado.

domingo, 8 de marzo de 2009

...Y aunque te ame con locura, ya no vuelvas....


La paloma voló por un tiempo, la soledad de sus vuelos la llevo por paisajes, ríos, cuevas y montañas. Un día, desde el aire, vio un gran agujero en la tierra, al lado había un balde vacío y unos zapatos de mujer. El hoyo se encontraba a mitad de un desierto. La imagen la intrigo y decidió echar un vistazo.

Cuando se asomó, descubrió que era un pozo. La humedad de sus paredes provocaba que un aire fresco circulara en su interior. Aquel lugar despedía un olor muy particular, era la mezcla de flores y frutas. Después de días de volar entre dunas interminables, aquella atmosfera parecía salida de un paraíso. Se quedo unos momentos asomando la cabeza, desde la orilla, para ver si es que encontraba el fondo y de paso sentir aquel vientecillo. Más tarde se le ocurrió que ese pozo seguramente tendría agua, y por qué no, tal vez hasta algún árbol.

Respiro profundo y voló al fondo de la oscuridad, pasaron minutos, horas, el aire se sentía más frío y el olor era perturbador. No había agua, ni árboles; ya ni siquiera volaba, sólo se dejaba caer. En el descenso el sueño se apoderó de ella, perdiendo toda noción del tiempo.

De súbito, un aire más helado aun la despertó, se dio cuenta de que había dejado hace tiempo de volar, miró hacia arriba y pudo ver una pequeña luz blanca; recordó la amplitud del mundo y la calidez del sol. Sólo entonces decidió ascender y salir de ese agujero. Abrió sus alas y justo cuando iba a dar el primer aletazo, sintió que sus patas se sumergían en un líquido tibio. La sed que sentía volvió a su mente; se sumergió en esa agua con sabor a frutas, nadó y bebió, olvidando por momentos el respirar. La felicidad, la paz y el placer que sentía en aquel pozo la hicieron olvidarse de la vida y del cielo. Pasaron días enteros. Toda el hambre, la sed y el cansancio desaparecieron, hasta que se olvidó de volar. El agua frutada lo era todo, era su vida, su espacio y su tiempo; su aire, su presente, su pasado y su futuro. Nada necesitaba, el pozo lo llenaba todo.

Cuando dormía, flotaba en las aguas y en esa oscuridad la soledad era tan absoluta que incluso sus pensamientos hacían eco en aquel espacio. Pronto aprendió a percibir cada movimiento del agua, y pudo sentir los movimientos del viento y de la arena del desierto, pensó en sentir otra vez ese viento en su rostro y dejar que el polvo se le incrustara en los ojos.

-Algún día regresaré y mis alas partirán el cielo.

Pero no regresó. Un día, en medio del agua, encontró un animal, una salamandra. No podía verla, pero sintió su piel lisa y su cola larga. Reconocieron con el tacto cada parte de sus cuerpos y nadaron juntas en aquella oscuridad.

La salamandra era un habitante antiguo del pozo, el cual, muy al fondo, estaba lleno de cuevas y pasadizos que conectaban al desierto con el bosque, la selva y los pantanos. Este reptil solía vivir en todos lados, pero a veces, cuando los ataques de otros seres la dejaban sin algún miembro, regresaba al pozo aquel y dejaba que las aguas sanaran sus heridas.

Al encontrarse a la paloma le enseño los pasajes y salidas.
-Podrás regresar y partir el viento.
La paloma lo pensó por veinte noches, y decidió no regresar. El pozo aquel, sus cuevas y cascadas subterráneas serian su nuevo hogar, la oscuridad sería su nueva luz y el agua su nuevo cielo. Al igual que la salamandra, su cuerpo había sido mutilado, pero sus heridas eran tan profundas que podrían pasar años antes de regresar.
–El corazón de la tierra será mi nuevo hogar, aprenderé a volar en el agua y mis alas harán que la tierra tiemble.

La salamandra sonrío al escucharla, y pensó que había encontrado una compañera con la que podría compartir la vida.

martes, 17 de febrero de 2009

La locura

"Quisiera ser golondrina,
buscar paisajes nuevos cada día,
vestir con la luz de cada atardecer,
vivir en un mundo nuevo,
así, sin temer."
Cuenta la historia que un día la golondrina se refugió en el nido de una paloma. Las aves volaron y soñaron cada noche. Sus pensamientos las llevaron hasta el fin del mundo, viajaron al pasado, vivieron el futuro y el presente nunca se sintió tan liquido como cuando estuvo en sus manos.
Un día ambas se separaron, amparándose en que el destino no aceptaría unión tan inusual. Los días volaron, los años corrieron. Esas aves, que parecían no compartir nada, tenían en común el tesoro más preciado. La locura.La locura invadía el cuerpo de una y el alma de la otra,la locura era la causa y el anhelo diario, la locura se encontró en cada milímetro de sus alas. La locura les curaba, sin que se dieran cuenta, el alma que el mundo se encargaba de matar.
El destino, señor pretencioso y ocupado, se encontraba distraido cuando aquellas aves lo desafiaban. Cuando se dio cuenta de los vuelos de aquellas locas, les impidió casi por cualquier medio viajar ante sus ojos. Ellas, necias como eran, decidieron volar cada noche, conocer el frió del amanecer y el calor de la luna llena, se sentaban cada tarde a esperar que el sol paseara por el otro lado del mundo, y así extendían sus alas en medio del cielo.
Una noche de insomnio el destino se percató de sus aventuras, las encontró con las alas revueltas después de beber néctar de uvas. Enfurecido, lanzó un grito que hizo temblar a todos los seres del bosque, menos a las dos locas, que se encontraban enredadas en un abrazo que contenía el cariño necesario para el universo. Cuando acabó de determinar todas las vidas del mundo, el destino se dio cuenta que nunca podría controlar los vuelos de una paloma y una golondrina cuya locura desafiaba a su propia naturaleza. El señor ocupado cerro los ojos, decidió no preocuparse más de tal aberración, y así, sin querer, les otorgó el mayor de los regalos, la libertad.
Nadie sabe si esas aves volaran juntas para siempre, ellas mismas piensan que un día se podrán separar. Pero hoy, son sombras del cielo, que de repente uno confunde con una nube y a veces uno siente como una estrella.