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miércoles, 21 de enero de 2009

Y no me sonrojo

Yo tampoco me sonrojo, es historia conocida, pero velada, incluso para nosotros.
La costumbre dice que es necesario el sexo para vivir juntos y el amor para tenerlo.
No quiero estar junto a tu cuerpo, pero no me sonrojo si te digo que te quiero.
No necesito jadear a tu lado para decirte compañero.
No necesito sentir la humedad de tus labios para escribirte que te amo.
Aquí estamos, luchando juntos frente a los prejuicios propios y extraños; compañeros incansables de causas por siempre perdidas, y sin embargo, seguimos peleando, de pie, como hace doce años.
Nuestra historia, la historia de muchos, pareciera necesitar otro mundo, uno más libre, menos preocupado, tal vez un mundo más loco.
No me sonrojo si te digo que te quiero, porque te quiero libre, en otro espacio, para otros tiempos, muy lejos de aquí.

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