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lunes, 1 de diciembre de 2008

Rojo

Soy un alma atormentada.
Viajo buscando las diversas escalas de la furia y la alegria.
Caminante errado que no encuentra un destino o un hogar.
Libre porque padezco la libertad como quien padece el respirar.

Mi corazón se regocija y sangra con tus besos o sin ellos,
y lo hace para sentirse vivo, en paz en medio de la tormenta.
Corazón que no se encuentra quieto porque quiere sentir el mundo,
a ese mundo que será su último recuerdo.

Vivo en la tormenta de las emociones sólo por el hartazgo de la quietud,
busco libertad para elegir y justicia para vivir,
porque la sobrevivencia nos aleja de la escencia de lo humano.

La sociedad nos distrae del crecimiento interior,
tal vez un día me canse de observarla,
tal vez un día me canse de amarla
y simplemente quiera destruirla.

La oscuridad del sendero siempre es un mejor camino,
porque no necesitamos del otro para entregarnos a la soledad.
Sendero que deja atras la luz y te envuelve en las tinieblas.

Me entrego a la noche por sentir el vertigo del amor,
la sutileza del sentir ,
la frialdad del reir ,
y el cobijo del llorar.

Coge mi mano si un día me encuentras,
camina a mi lado,
acompañame en el viaje.

Vivamos un sendero multicolor para que resplandezca tu luz,
mientras el mundo, se hace trizas.
Vivamos el instante que la noche nos ofrece sin ataduras, sin máscaras, sin velos
para pensar que un día nacimos para olvidar que mañana moriremos.

Caeremos al amanecer como dos gotas de sudor nocturno,
transparentes, saladas, insignificantes,
sin necesidad de vernos la sonrisa ni de recordar la palabra.

Y si un día la noche nos lo permite volaremos y beberé tu sangre,
al fin que los perros que nos acosan no extrañan la muerte
y nosotros le apostamos al olvido.

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